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La conciencia del Narciso

El Narciso que nos retrata el poeta valenciano es un personaje que va más allá del aspecto vanidoso y del perfil patológico del mito

La conciencia del Narciso

Por pequeño que sea el mundo de adeptos a la poesía, cuando uno se adentra entre las voces de aquellos que publican, fluyen y fluyen los nombres de quienes son ya reconocidos y tienen cierto prestigio incluso entre los mismos poetas. Juan Vicente Piqueras tiene nombre, publicaciones y premios de prestigio como el Loewe que recibió en 2013 o el José Hierro del que fue merecedor en 1992. Es un poeta conocido y apreciado, pero lamentablemente como ocurre tantas veces en el género hay una especie de vacío y carencia de miradas hacia los poetas y la poesía. En una época en la que estamos inmensamente necesitados de espacios de reflexión y serenidad y el tiempo parece escurrirse entre miles de naderías, la voz de los poetas con sentido vívido de poesía es sin duda alguna una inflexión hacia el pensamiento. Y Piqueras, nacido en Los Duques de Requena, que ha vivido en Francia, Roma, Atenas y Argel, y en la actualidad reside en Lisboa, parece incitar con sus versos a que deshagamos el ovillo que nos envuelve, no en el pensamiento único, sino el pensamiento cero, como en una ocasión dijo Saramago, que es el que parece que todo lo gobierna en los tiempos actuales. El autor, Narciso y ecos la última publicación de Juan Vicente Piqueras es una invitación a la reflexión sobre un asunto de innegable actualidad: el narcisismo, un poemario lleno de claves y guiños a los poetas clásicos y prácticamente todo un tratado escrito en verso, sobre la figura y el significado de Narciso. El mito que Juan Vicente Piqueras nos presenta, al que hace una autopsia integral, aparece en su soledad, como un ser absolutamente consciente de su sino, entristecido, que expone su sentir a través del lamento de su existencia enfermiza, atrapada en la imagen de sí mismo. El Narciso que nos retrata el autor valenciano es un personaje que va más allá del aspecto vanidoso y del perfil patológico del propio mito, se sitúa fundamentalmente en el abismo de la soledad y el sufrimiento que representa su condición.

La poesía de Juan Vicente Piqueras es transparente, tangible y llena de profundidad sin necesidad de perderse en recónditos lugares que pocos alcanzan.

La lectura de Narciso y ecos atrapa desde el primer poema «A nadie asido» y nos introduce en el microcosmos de la soledad, la incapacidad de amar y la necesidad de amar y ser amado. Los poemas que siguen como «Miel amarga», «Biografía melancólica», «Laberinto de hilo», «Roma al revés», «Donde ardo», «El peor ciego» muestran las claves de la patología del Narciso y su existencia de condena. No hay mención explícita en el libro editado por la Fundación José Manuel Lara, y sin embargo subyace en todo el volumen, los poemas, y los aforismos recogidos al final del libro como «Epitafios y Ecos», un retrato de la vida contemporánea, el mundo de las tecnologías, las redes sociales y los selfies, la utilización constante de la propia imagen, la invasión de lo privado en el ámbito público, la dependencia por cultivar la propia imagen dentro de un universo comunicativo que aparentemente enlaza, pero que en realidad aísla y en donde el contacto físico se pierde.

Por otra parte en Narciso y ecos, Juan Vicente Piqueras nos propone a través de sus versos un recorrido por la personalidad del mito, pero no sólo en su aspecto peyorativo, sino también como un paso necesario en el desarrollo de la personalidad aquello que permite equilibrar la percepción individual de las propias necesidades en relación con los otros, detalle que nos transmite a través de algunos versos como en el poema «Roma al revés»: Demasiada humedad para mis huesos, muchas ruinas de lujo, mucho ruido y poca intimidad, tanto peligro de seguir siendo yo, son demasiados mis fans, mis dobles mis imitadores, los seguidores de mi perdición. Cabe destacar además la relectura que el autor hace a través de sus propios versos de uno de los libros de La Metamorfosis de Ovidio, en la que el poeta griego narra el daño que Narciso infringe a la ninfa Eco por su incapacidad de amar.

En cualquier caso, los versos y aforismos recogidos en este Narciso y ecos son una lectura interesante y entretenida por toda la propuesta que conlleva acerca de la figura del mito y el apunte hacia la sociedad contemporánea y sus vanidades. Juan Vicente Piqueras es, sin duda, un autor con mucha miga al que los amantes de la poesía deberían seguirle la pista y hasta incluso volver la mirada hacia algunas de sus otras publicaciones: Atenas, Miel caída o La hora de irse.

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