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De nuevo el alma expansiva de Dostoievski

Una de las grandes novelas de la literatura del siglo xix, el prodigioso retrato psicológico que el genio literario de Dostoievski trazó sobre un joven atrapado en la molicie y su extravío por San Petersburgo, tras cometer un penoso asesinato. Ahora, en una nueva y excelente traducción: Alba presenta la monumental «Crimen y castigo».

De nuevo el alma expansiva de Dostoievski

Editar y propiciar la traducción de un clásico, de una obra tan conocida como Crimen y castigo es sin duda una apuesta arriesgada en nuestro tiempo, y más si tenemos en cuenta que hay como mínimo una veintena de traducciones vertidas al castellano. Desde que el escritor Rafael Cansinos Assens iniciara la traducción de las obras completas de Dostoievski en 1935, unas 6.000 páginas, que la editorial Aguilar distribuyó en España y en México en la postguerra con un gran éxito, han sido muchas las reediciones de una de las obras más conocidas del escritor ruso. Gran parte de esas traducciones no se hicieron directamente del ruso, sino que eran traducciones de ediciones en otros idiomas. La sombra de la duda llegó también hasta la de Rafael Cansinos Assens, (quien fue autodidacta en más de siete idiomas). Rafael Cansinos, hijo del escritor sevillano, aseguró hace unos años que su padre hizo la traducción de Crimen y castigo directamente del ruso a partir de una de las primeras ediciones rusas de las Obras Completas de Dostoievski; aquella traducción, cotejada con las entonces existentes al francés y al alemán, fue una traducción fiel, que respetaba el sistema de puntuación y la distribución de los párrafos del autor ruso. Se dice que incluso en la traducción se documentó sobre el castellano del siglo xix para darle más intensidad a la traducción, por ello hace unos años se editó digitalmente una versión actualizada de aquella primera versión realizada por Assens.

Instalada la leyenda en el mundo editorial sobre la genial obra, Alba se atreve y propicia la excelente traducción de Fernando Otero Macías, reconocido y galardonado traductor de obras rusas al castellano. Cuando una traducción es buena se nota, el lector se siente completamente inmerso por la lectura y se desliza entre sus páginas atraído por la construcción, la trama y los personajes del autor; es como el buen vino o un buen ibérico o un buen caviar, si pruebas sólo el sucedáneo te conformas, pero cuando pruebas lo auténtico no hace falta una tesis doctoral para ver la diferencia. Una buena traducción fluye y permite que el lector se sienta impelido por la obra, probablemente porque el traductor tiene no sólo el conocimiento del idioma y la cultura, sino también la capacidad de hacer una inmersión profunda en la obra y la idiosincrasia propia del autor que traduce. Por ello es imprescindible en esta edición de Alba, leer la nota al texto en la introducción del libro que hace el propio Fernando Otero, así como las detalladas explicaciones de las notas a pie de página. Y eso sí, después dejarse llevar por las apabullantes digresiones de Raskólnikov y el resto de personajes de Crimen y castigo.

Esta nueva edición de Alba Editorial, viene a completar la obra de Dostoievski ya publicada dentro de la colección Clásica Maior como Memorias de la casa muerta, Humillados y ofendidos, Los demonios, Los hermanos Karamazov, La mansa y el colosal Diario de un escritor que recoge todos los artículos periodísticos del autor. Es sin duda, una nueva oportunidad para acercarse a este colosal clásico de la literatura universal y para aquellos que aún no la han leído o no se han atrevido con nada del autor, un excelente momento para acercarse a él. Desde luego no es para quienes piensen que la novela decimonónica es asunto trasnochado y fuera de la órbita contemporánea. El gran escritor ruso no es asunto baladí, así lo reconoce Marta Rebón, excelente traductora del ruso, en su libro En la ciudad liquida (Caballo de Troya, Barcelona 2017): ¿Cuántos estudiaron la lengua rusa por Dostoievski? ¿Cuántos se aproximaron a ese titán para investigar algún aspecto de sus novelas? ¿Eran conscientes de la fuerza de atracción de ese planeta llamado Dostoievski, en torno al cual orbita la generación Beat, Camus, Miller, Hansun, Faulkner, Kakfka, Virginia Woolf, Koestler, Svetlana Alexiévich, Conrad, Coetzee, Liudmila Ulítskaia, Pamuk y cómo no, Leonid Tsypkin, entre tantos otros? En su libro recientemente publicado, un compendio de experiencias personales de las ciudades en las que ha vivido, los autores que ha traducido y la literatura que le inspira, Marta Rebón dedica un capítulo a lo que ha bautizado como el Hotel Dostoievski, donde reseña las influencias del escritor ruso en la literatura. Y si Nabokov tal como relata Rebón calificaba al autor de Los hermanos Karamazov como «nuestro experto nacional en malarias del alma y aberraciones del amor propio humano», son muchos los autores influidos y admirados por la obra del atormentado Dostoievski. Su vida ha inspirado también obras literarias y cinematográficas como la excelente miniserie rusa, Fiódor Dostoievski, del director Vladimir Khotinenko, en la que se hace una estupenda reconstrucción biográfica del escritor. Seguir la huella de su sombra ha dado y seguirá dando infinitas digresiones, por eso lo mejor es adentrarse entre las páginas de su grandiosa obra.

Crimen y castigo es un magnifico retrato psicológico de un personaje que pese a intentar justificar el asesinato que comete arrastra su culpa entre idas y venidas, vueltas y más vueltas por San Petersburgo. La ciudad testigo del crimen, se nos devela entre callejones y edificios en los que anida la pobreza y la miseria, y así Dostoievski nos presenta la parte amarga, oscura dejando de lado los fastuosos edificios, las grandiosas avenidas, la vida cultural y los entretenimientos de los pudientes. Es un fino retrato de la época: callejuelas, tabernas, cuartuchos inmundos y pensiones, personajes de diferentes estamentos sociales: juristas, comisarios, médicos, estudiantes, funcionarios, y hasta una bondadosa prostituta encarnada en la figura de Sonia Semionóvna, clave final del desenlace de la novela. Toda una galería de personajes y situaciones que el escritor ruso despliega magníficamente para presentarnos como siempre lo que el mismo señaló en alguna ocasión: «El hombre, ese es el misterio... Trabajo en este misterio, porque quiero ser un hombre». Nada más y nada menos, el lector se verá arrastrado por la apabullante prosa de Dostoievski y se adentrará en la aventura anímica de cada uno de sus personajes, se verá inmerso en un tejido literario que construyó grandes obras y que a pesar del tiempo sigue siendo actual. Pueden pasar años, un siglo incluso, Crimen y castigo es claramente trasladable al San Petersburgo del siglo xxi y a la Rusia del capitalismo salvaje dirigida por el infranqueable Putin. El asesinato, la corrupción, las inmensas bolsas de pobreza son la trastienda en la que perfectamente podría desarrollarse una historia parecida, también con toda la carga moral de un personaje como Raskólnikov. El recorrido del periodista polaco Jacek Hugo-Bader recogido en un estupendo diario de viaje, El delirio blanco (Dioptrías, Madrid 2016), es una buena prueba de ello.

En un párrafo casi al final de Crimen y castigo, el autor le hace decir a uno de sus personajes: «Los rusos en general somos personas expansivas?, expansivas como nuestra tierra y con una tendencia extraordinaria a la fantasía y el desorden; pero es una desgracia ser expansivo sin una especial genialidad». Para goce de los que disfrutamos con la creación literaria rusa abundan escritores y obras de indudable genialidad, expansivas y enormes como la tierra rusa, historias universales que nos trasladan conflictos universales y nos muestran la cultura y la idiosincrasia particular de un enorme y deslumbrante país. Sin duda, la apuesta de Alba Editorial, contentará a los seguidores de la producción del grandioso y expansivo Fiódor Dostoievski.

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