Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Hispanibundia

Hispanibundia

La hispanibundia es una forma de locura, una vehementia cordis o vehemencia del corazón que, como cuenta Mauricio Wiesenthal en su nuevo libro -del mismo título, en editorial Acantilado-, Plinio atribuía a los españoles. Con hispanibundia reaccionaron los teólogos de la Contrarreforma frente a las tesis nacionalistas de Lutero, y nuestros tercios en la feroz represión de los tumultos originados en Flandes. Para lo bueno y para lo malo, la hispanibundia nos ha definido a lo largo de la historia.

A esa empresa hemos empeñado nuestra fortuna material hasta convertirnos en un pueblo incomprendido, pero también admirado y hasta vilipendiado por causa de la leyenda negra que prosigue. La imagen del franquismo, por ejemplo, se sigue proyectando desde fuera en un país moderno tan igual o distinto como cualquier otro. No sólo han contribuido a esa imagen los extranjeros ignorantes prendidos de la foto fija de Hemingway, lo hacen también los españoles que revuelven desordenadamente en los viejos mitos de la nación.

Wiesenthal explica que, movidos por la fiebre de la hispanibundia, por la quimera del oro, los sueños, el apetito de honra y el deseo de vivir, se aventuraron los conquistadores en el Nuevo Mundo, desmandándose a todo. Dejamos en estas aventuras tanta vida que quedamos para siempre heridos. Sin entrar en detalles -el autor del libro abunda en ellos-, es una buena explicación para comprender que lo que nos sucedió después es un producto del cansancio. No acometer las grandes empresas ha llevado a los españoles a mal ocuparse de sus asuntos domésticos. La hispanibundia de Plinio, que es también indignación y furor, nos ha empujado a descubrimientos y a grandes obras de la pintura y de la literatura, pero también a no saber gobernar nuestros ímpetus. Aunque es posible, como han dicho José Álvarez Junco y Adrian Shubert, coordinadores de una nueva historia de España que desmonta los mitos sobre su excepcionalidad, que esa vehemencia del corazón no sea patrimonio exclusivo y exista a su manera y coyunturalmente en otros lugares.

Compartir el artículo

stats