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«¿Desea algo más el señor?» Cuesta imaginarse una voz de hojalata pronunciando estas palabras, pero según los expertos esto puede dejar de ser ciencia ficción en las próximas dos décadas. Así lo avanzó ayer en la V Jornada de Robótica de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) Martín Peris, un investigador experto en Inteligencia Artificial del Instituto Tecnológico de Informática (ITI) que acaba de pasar un año trabajando en el laboratorio de Innovación y Desarrollo de Toshiba en Japón.

Peris, nacido en Villanueva de Castellón hace 28 años, explicó que el futuro inmediato de la robótica para el hogar «son pequeños dispositivos que resuelven una tarea doméstica específica, como limpiar el suelo, hacer las camas, meter la vajilla en el fregaplatos». «Eso es casi ya una realidad», aseguró el investigador de la Politécnica.

Este científico, que tiene previsto volver al país del Sol naciente para pasar allí dos años con el fin de concluir su tesis doctoral, detalló que en estos momentos en los laboratorios de Toshiba «ya hay dispositivos que pueden operar en una cocina o dar la comida a personas impedidas». Unos robots «que en un par de años pueden estar en el mercado». No obstante, según Peris, «para ver un androide capaz de acometer todas las tareas del hogar y, por tanto, sustituir a un humano, habrá que esperar como mínimo 20 años».

Mayordomos autómatas al margen, el Instituto de Automática e Informática Industrial de la Politécnica, el ai2, ha puesto en marcha junto a varios hospitales valencianos un proyecto para desarrollar un robot «enfermero» que controle la evolución de la salud y atienda a los pacientes en los hogares.

El secretario del ai2, Martín Mellado, destacó que en «10 ó 20 años» podremos tener «un robot asistente médico que no sólo monitorice las constantes del enfermo e informe de cualquier cambio en su evolución, sino que también se encargue de darle la medicación al paciente y se asegure de que efectivamente la ingiere, o pueda levantarlo de la cama».

Mientras todo eso llega, lo que si es una realidad son los robots que se pudieron ver ayer en la UPV. Así por 350 euros podemos tener una aspiradora autónoma equipada con sensores de distancia para barrer toda la casa sin arañar ni un mueble y capaz, una vez se han quedado sin batería, de localizar su estación de carga. Y, si quiere lo último de lo último, por 2.195 euros puede tener el primer cortacésped totalmente automático del mundo. «Hay más vida aparte de cortar el césped», dicen sus creadores.