Joan Baptista Basset, el militar valenciano que encabezó la revuelta maulet contra Felipe V en el siglo XVIII, ha resucitado. No ha regresado en libros, placas de homenaje o exposiciones. Basset ha vuelto de verdad para arengar a los valencianos a construir «una nación que me pueda honrar como héroe suyo». Para los escépticos, lanza un mensaje de esperanza: «La historia nos demuestra que todos los imperios han acabado cayendo. Y en Valencia, el imperio pepero también se derrumbará». Así,en primera persona y tras el rostro que le pintó Manuel Boix, habla Joan Baptista Basset en un grupo de la red social Facebook, un maremágnum de internet que ha dado salida pública a las más variopintas cuestiones valencianas. El grupo dedicado al héroe de Alboraia aglutina a 739 cibernautas que lamentan el «maltrato» institucional a la figura del líder revolucionario austracista que, por defender la libertad de su pueblo, pasó por tres cárceles y murió en la miseria como pordiosero.

Ésa es la lucha por Basset. Pero en Facebook caben otras muchas reivindicaciones de la terreta que parecen cobrar fuerza al ser compartidas. Por ejemplo, la que defienden los 888 miembros del grupo Pilota valenciana, esport olímpic. «Medallas de oro, plata i bronce. ¡Medallas seguras!», bromea Vicent Grau en el espacio de comunicación virtual de los usuarios. La petición puede parecer un pasatiempo quimérico para enganchados al joc de cavallers. Pero en paralelo a ese grupo hay 719 miembros que reclaman un programa de pilota valenciana en la parrilla de RTVV tras la supresión de las emisiones del histórico Trinquet. Ningún medio de comunicación generalista ha recogido hasta ahora esa queja. Desde las redes de internet, ellos la están haciendo visible.

Algo similar ocurre con el grupo de La muixeranga, himne nacional dels valencians. Sus 1.263 miembros reivindican los «más de 500 años de historia» de la canción de Algemesí y se ayudan unos a otros para conseguir la melodía nacionalista en su versión de politono para el móvil. También se intercambian partituras en el grupo de Amics i amigues del Tabal i la dolçaina, que reúne a 263 miembros. La mayoría son músicos que comparten dudas o información sobre conciertos y aplecs. Pero también hay otros, como Pau Llorca en el grupo Doçaina i Tabal (335 admiradores), que dice sumarse al colectivo «aunque sólo sea por militancia».

La barraca desde Irlanda

Precisamente ésa es otra de las caras de Facebook: la creación de grupos de amigos que se unen a un aspecto valenciano por su compromiso general. Así debe entenderse la existencia del grupo Espardenyes de careta, cuyo fundador destaca un documento de 1322 que ya describe el calzado tradicional con este mismo nombre. Entre sus 44 miembros tiene especial predicamento, según escriben algunos de ellos, «dejar el dedo pequeño fuera» de la espardenya.

En la misma vertiente militante se encuadra el grupo Salvem la barraca. Lo ha creado, desde Irlanda, un estudiante valenciano de Arquitectura. Se llama Adrián Navarro y, como los otros 85 seguidores del grupo, no sólo lucha por «mantener las pocas barracas que quedan», sino que exige «subvenciones» públicas para repoblar el territorio de estas edificaciones tradicionales de la huerta valenciana.

La defensa de las tradiciones valencianas es un motor en auge en Facebook. Hay para todos los gustos. Unos recuerdan con cierta indignación que Nosaltres tenim Sant Dionís, el 9 d´octubre. No a sant Valentí! Otros, 137 personas en concreto, claman Per les hores nocturnes del Micalet. Lo que pide este grupo es que las campanas horarias del Micalet —ahora mudas por la noche— vuelvan a sonar de madrugada como lo hacían desde el siglo XVI. Otra exigencia religiosa es la del grupo Volem el Cant de la Sibil·la en totes les nostre esglésies, que pide la recuperación de este canto gregoriano en los templos valencianos como se hacía a mediados del siglo XVI en toda la Corona d´Aragó. Con otro drama sacro como es el Misteri d´Elx pasa algo curioso en Facebook. El grupo de admiradores del Misteri d´Elx tiene menos miembros que el conjunto Jo també vull que les dones puguen cantar al Misteri d´Elx, que alcanza los 543 simpatizantes registrados. Sin embargo, hay vacío virtual en lo relativo al cant d´estil.

Ahora bien, si se habla de tradiciones valencianas, una sale triunfadora en Facebook: la paella. Hay numerosos grupos dedicados al plato típico, entre ellos —y muy activo— el de Un diumenge sense paella no és un diumenge. Agrupa a 3.141 admiradores que comparten recetas, trucos y, sobre todo, imágenes de sus creaciones culinarias y comentarios sobre la última paella que se comieron el domingo o, por contra, la frustración por no haberla degustado.

El orgullo rural i «apitxat»

Existen otra clase de grupos valencianófilos que cabalgan entre la reivindicación y el sentimentalismo. Por ejemplo, M´agrada ser de poble. Abarca a 5.531 cibernautas que se enorgullecen de «la tranquil·litat, tindre el camp prop, els carrers estrets, sentir l´olor a flor de taronger o prendre la fresca a l´estiu». Otro grupo de autoafirmación colectiva es el de Jo apitxe!, en el que 644 personas proclaman que el apitxat —de la Ribera, l´Horta, Camp de Túria i Camp de Morvedre— «no debería considerarse nunca un dialecto empobrecido o de menos valor que cualquier otra habla». También se enmarcan en esta tipología —aunque con tintes más guerrilleros— los grupos Salvem l´Horta de València (616) o Defensem l´Horta (679 usuarios), donde Raquel Tomás se pregunta «cómo somos capaces de comernos nuestra historia y destrozar nuestro pequeño gran pulmón valenciano».

Entre los grupos Salvem… —una categoría en sí misma—, en Facebook destaca la representación que han alcanzado Salvem el Cabanyal (21.007 seguidores) o Salvem els teatres de València (4.967 usuarios). Otras variantes son los Volem… 12.777 personas se han aglutinado en Volem la TV3 al País Valencià y más de un millar se han sumado ya al grupo social Volem que qualsevol treballador d´atenció al públic parle català-valencià. Después hay infinidad de grupos inasibles como el de Amics de la cassalla, el tio Masclet, el tio Fredo… Pero esa dimensión —caótica e incoherente como el propio Facebook— sólo es apta para iniciados.