Vuelve a televisión. Tras dar el salto a Hollywood de la mano de X men: Primera Generación y pendiente del estreno de Alacrán enamorado, el actor ha entrado a formar parte del reparto de Tierra de Lobos.

Inmerso en el rodaje de la tercera temporada de la serie, bajo la piel de Joaquín, un niño de bien hecho alcalde que pone en jaque el futuro de los habitantes del pueblo, Álex González se mete por primera vez en la piel de un malo.

Hace menos de un año que el actor rompió su relación con Mónica Cruz y sin ganas aún de rehacer su vida disfruta a tope de la soltería. Acaba de celebrar su treinta y dos cumpleaños y asegura que la treintena le ha asentado la cabeza.

- ¿Te sientes cómodo siendo uno de los hombres más deseados del momento?

- No me siento deseado, ligaba mucho más con veinte años que ahora. Vivo una popularidad muy discreta, la verdad.

- No me dirás que crees que eres feo...

- Unos días más que otros, no me cuido demasiado pero desde luego no me siento como un sex symbol ni mucho menos.

- ¿Cómo has celebrado tu treinta y dos cumpleaños?

- Muy tranquilo porque en agosto nunca hay nadie en Madrid así que organicé una pequeña fiesta en petit comité con los pocos que estaban y poco más.

- ¿Crees que te ha sentado bien la treintena?

- Muy bien, a los chicos la treintena nos sienta muy bien, nos asienta la cabeza.

- Vas a ser un alcalde muy joven en Tierra de lobos...

- Joven pero con muchas ideas, Don Joaquín viene al pueblo a traer prosperidad, apuesta por el progreso y quiere traer el ferrocarril pero no encuentra ningún aliado en el pueblo. Viene de buena familia, ha oído que necesitan un alcalde y como político que es llega dispuesto a ocupar el cargo, lo que nadie sabe es cuáles son los oscuros intereses que alberga. Su discurso es muy convincente y todo el mundo le cree hasta que empiezan a verse sus oscuras intenciones, entonces llegan los enfrentamientos, algo que a este personaje le encanta.

- ¿Cómo te encuentras en el papel de malo?

- Muy a gusto, al principio me sentía demasiado joven para encarar un personaje así pero empecé a trabajarlo y al final he conseguido hacerlo mío y sentirme muy cómodo en su piel, es muy divertido poder dar rienda suelta a emociones que en la vida real no se deben mostrar.

- ¿Tienes algo de malo?

- No, no mucho.

- Con tanto trabajo no te debe quedar tiempo para el amor...

- No, sigo soltero y entero. No he tenido tiempo para nada, lo único que he hecho es trabajar. No es que sea un tipo formal pero últimamente mi vida ha sido salir a las seis de la mañana de casa y no volver hasta las diez.

- ¿Conservas buena amistad con todas las mujeres que han pasado por tu vida?

- Sí, creo que es sano intentar que así sea, todo el mundo puede aportarte algo en la vida.

- ¿Qué buscas en una mujer?

- A día de hoy con que no me de problemas me conformo, no busco pareja, pasármelo bien y que me haga la vida más fácil. Ahora mismo estoy disfrutando mucho de mi soltería, trabajando a tope y divirtiéndome al máximo cuando tengo tiempo libre.

- ¿Qué es para ti disfrutar a tope?

- Viajar, especialmente fuera de Europa, conociendo nuestro lugares y diferentes culturas.

- ¿Te votarías como alcalde?

- No, ni loco, no me votaría.

- ¿Has tenido algún referente para preparar este nuevo papel?

- Sí, me he fijado mucho en Camps y en Jesús Gil, intentando captar la aparente tranquilidad del primero, siempre sonriente y moviendo las manos con precisión y juntarlo con ese aire más cercano y populista del segundo.

- ¿Cómo se te dan las armas y los caballos?

- Interpretar una serie así es como volver a la niñez, me ha dado rabia hacer una de vaqueros y no tener cartuchera de cuero y sombrero vaquero pero no ha podido ser y aun así lo estoy disfrutando mucho. Este alcalde no es muy de armas, no le gusta ensuciarse las manos y aunque se le verá montar a caballo no tiene secuencias muy fuertes en ese sentido.

- ¿Qué te ha atraído de la televisión?

- Se tiende a denostar el medio pero a mi modo de entender no tiene nada que envidiar a otros, quizá años atrás si fuera incompatible una carrera cinematográfica con la televisión pero hoy en día ya no, es más al revés, haciendo televisión te abres más al gran público y los productores apuestan más por ti. Ahora mismo hay personajes en televisión que son muy difíciles de encontrar en cine.

- Pero tú has dado el salto a Hollywood...

- Eso fue una lotería que me tocó, una maravillosa experiencia personal que me permitió vivir en Londres cuatro meses y tres en Los Ángeles, aprendiendo como funciona su industria y haciendo un maravilloso curso de inglés. Un primer contacto que me ha servido para reafirmarme en mi idea de que para trabajar habitualmente allí lo importante es hacer una sólida carrera en tu país porque ellos lo ven todo. Es más eso que hacer la maleta y marcharte allí, así que aquí sigo, paso a paso, haciendo mi caminito y disfrutando de todo lo que me queda aquí por aprender.

- ¿Te ves viviendo allí en un futuro?

- Me gusta mucho Estados Unidos pero seguramente iría y vendría porque como se vive en España no se vive en ningún sitio.

- Parece que no se te ha ido la cabeza, ¿qué te ayuda a no despegar?

- Vengo de una familia muy humilde y como dice Mario Benedetti la mariposa recordará por siempre que fue gusano, tengo muy claro de donde vengo y eso hace que nunca pierda el temor a tener que volver a poner copas algún día, vivo el presente sin pájaros en la cabeza.

- La popularidad tampoco parece ser un problema para ti...

- No, lo llevo bien, puedo hacer mi vida normal sin problemas y con discreción.

- ¿Qué proyectos tienes?

- Varias películas pero todavía sin fecha concreta, acabamos de terminar de rodar Alacrán enamorado que en febrero estará en el Festival de Berlín pero todavía no hay fecha de estreno. En octubre empezaré a rodar Combustión lo nuevo de Daniel Carparsoro.

- ¿No te veremos en la segunda entrega de X- Men?

- Por el momento no sé nada, ojalá, formar parte de la primera fue una gran oportunidad para mí, como actor y a nivel personal.

- ¿Alguna vez has pensado en ser modelo?

- No, zapatero a tus zapatos, estoy centrado en la interpretación.