La Fundación Grupo Norte ha otorgado a la periodista ibicenca Marta Torres el primer premio de periodismo contra la violencia de género por una serie de reportajes publicados en Diario de Ibiza, del grupo Prensa Ibérica al que pertenece también Levante-EMV. El jurado valoró la «alta calidad» de sus artículos, que «expresan de forma natural y divulgativa los problemas a los que se enfrentan las víctimas» desde diversas ópticas. La finalidad de estos premios es «reconocer aquellas piezas periodísticas que hayan contribuido a la defensa y difusión de los valores contra esta lacra social».

Uno de los reportajes, titulado «Cefaleas que esconden malos tratos», presentaba una experiencia de detección de víctimas de violencia machista en las consultas de los médicos del Área de Salud de Ibiza. Otro se centraba en el trabajo de concienciación y su título era ilustrativo: «Si quiere tus contraseñas, no te quiere». En el tercero, bajo el título de «El dolor no se llama amor», se abordaban las experiencias de mujeres que, tras salir de relaciones de sometimiento, tratan de ayudar a otras para que no vuelvan a caer en situaciones similares Para Marta Torres es importante mostrar que hay salida a la violencia machista, por lo que también dedicó otro reportaje («Pisos en los que se reconstruyen vidas») a las viviendas de acogida para mujeres maltratadas y a la atención integral.

¿Cómo se planteó esta serie de reportajes?

Cuando se acerca el 25 de noviembre, día contra la violencia machista, siempre vamos justos de tiempo y el año pasado se me ocurrió no tratar sólo las cifras de violencia de género o los actos del día, sino examinar a fondo otros puntos de vista a los que no se suele prestar atención. Pero en este caso no solo era pensar los temas y escribirlos: si no hay una dirección detrás que te deja dedicar una semana a hacer reportajes, por muchas ideas que tengas y por muchas ganas, no vas a ningún sitio.

¿Qué opina del tratamiento de la violencia machista en los medios de comunicación?

Lo veo muy dispar. Hay personas, más que medios, que se preocupan y se interesan y le dan la relevancia y el tratamiento que corresponde, pero otras veces te llevas las manos a la cabeza. Sobre todo en noticias de sucesos, donde a menudo se equipara a las víctimas con los agresores, se les pone al mismo nivel. Esto lo vemos todos los días. Y muchas veces se trata este tema como si fuera algo puntual y concreto de una persona o familia. Pero no es así. Con todas las mujeres que mueren cada año, y las que no mueren pero no pueden vivir porque están sufriendo agresiones o violencia psicológica o de control, lo que no puede ser es que los medios y las administraciones sigan tratando esto como si fuera algo ocasional. Habría que hacer mucha más pedagogía, desde el colegio. Hay que machacar muchísimo porque si no esto no va a acabar nunca.

¿Qué responsabilidad tienen los medios?

Una responsabilidad importantísima. Tenemos que denunciar lo que está pasando, que la gente vea que no son casos aislados; dar información a las mujeres que están sufriendo sobre dónde pueden acudir y qué recursos tienen; contar historias de mujeres que salen, que vean que no están solas. Se me ponen los pelos de punta cuando en la Oficina de la Mujer te dicen que están atendiendo a la tercera generación de mujeres de una familia que sufre malos tratos. Algunos de los agresores son hijos de parejas en las que había maltrato. Esto demuestra que hay que actuar ya y desde la base.