Ya han pasado 45 años desde que la película El Padrino apareciera en la gran pantalla en 1972 para convertirse en uno de los largometrajes indispensables de la historia del cine.

Por ello, el Festival de Tribeca, en Nueva York, ciudad dónde se desarrolla esta película de gángsters, ha querido rendirle un homenaje. En una de sus sesiones, ha organizado el pase de la trilogía acompañado de un coloquio posterior. Durante una hora, Francis Ford Coppola, el director, y sus protagonistas principales (Al Pacino, Robert De Niro, James Caan, Robert Duvall y Diane Keaton) mantuvieron un diálogo con la audiencia en el que explicaron las dificultades que tuvieron durante el rodaje.

Discrepancias con el estudio

El director narró con detalle sus enfrentamientos continuos con el estudio que financió la película, Paramount, que no estaba de acuerdo ni con la participación de Marlon Brando ni con la de Al Pacino. «En un momento dado el estudio me llegó a decir que no volviera a mencionar el nombre de Marlon Brando», afirmó Coppola en el coloquio.

Sin embargo, el director siguió insistiendo en su elección de los dos actores como protagonistas pese a las amenazas de despido que recibía constantemente .

Entre todos recordaron como a los ejecutivos de la productora no les gustaba Brando porque no tenía una buena dicción y no se entendía su diálogo, mientras que Pacino les pareció un actor poco conocido que no estaba a la altura de las circunstancias.

Pacino también era muy consciente, durante el rodaje de la cinta, de que su elección no había caído bien a los ejecutivos de Paramount ni a mucha de la gente que trabajó en la película.

«La verdad es que nunca es agradable estar en un sitio en el que no se te quiere», dijo el actor, que añadió cómo oía al personal hablar mal de él o reirse de forma constante durante la grabación de la primera parte de la cinta.

Tanto Coppola como Diane Keaton confesaron en este homenaje no haber visto El Padrino y El Padrino II en décadas, y aseguraron que fue una experiencia muy emocionante recordar todos los obstáculos que se tuvieron que sortear hasta completar la cinta.

Todos agradecieron al público la gran acogida del largometraje, que, según Coppola, no se hubiese podido rodar en la actualidad por su alto coste y el riesgo que supuso. «No le hubieran dado el visto bueno. La primera película costó 6,5 millones de dólares, la segunda 12 millones, que si se convierte a dinero de ahora es mucho y sólo podría hacerlo una productora importante. Hoy en día no se le hubiera dado luz verde», opinó el director.

Una edición de cine social

Los largometrajes de marcado carácter social fueron los protagonistas de esta 16 edición del Festival de Cine de Tribeca. El drama de las migraciones, la discriminación, la exclusión social o la invisibilidad de ciertos colectivos y los problemas medioambientales han sido los temas más recurrentes entre los 97 largometrajes y los 57 cortos presentados.

Entre las cintas galardonadas se encuentran Keep the Change, la emotiva historia de amor entre dos personas que sufren de autismo, y Son of Sofia, cuyo protagonista es un niño forzado a irse a vivir a otro país con su madre y a adaptarse a su nueva figura paterna.

Asimismo, las piezas ganadoras de los premios de la audiencia tocaron temas sensibles, como es el caso de The Divine Order, un filme sobre la lucha a finales de los años 60 de las mujeres suizas por su derecho al voto, que no conseguirían hasta 1971.

Por otra parte, el ganador del premio al mejor cortometraje narrativo por Retouch, el director Kaveh Mazaheri, recibió el galardón a través de una videoconferencia en directo desde Irán, ya que no pudo conseguir un visado a tiempo debido a la orden ejecutiva que prohíbe la entrada a ciudadanos de ese país en Estados Unidos.