Numerosas minas permanecen ocultas en las antiguas zonas de conflicto de Colombia y, desde entonces, desde la firma de paz entre ambos bandos, Gobierno y las Farc, el ejército colombiano trabaja para su limpieza y recuperación. Un proceso absolutamente complejo debido a que los explosivos están ubicados en partes de la alta montaña, en terrenos difíciles de acceder y donde la nueva tecnología resulta inútil o prácticamente imposible de transportar. Eso hace que este dispositivo del ejército colombiano trabaje muy lentamente, milímetro a milímetro, a pie y casi manualmente, en el desminado de la «guerra de Colombia».
Una historia que el cineasta alicantino Lucas Sempere ha retratado en Pisando fuerte, documental que, a partir de distintos testimonios, analiza y aborda desde un punto social, cultural y humano el desminado en los lugares donde más intensas y duras fueron las batallas entre las partes enfrentadas.
«Me siento muy afortunado por haber sido testigo de estos momentos tan importantes de Colombia. Aunque, como experiencia, lo que más me ha llenado es la veracidad de escuchar a gente real, con víctimas o líderes sociales, educativos o indígenas», apunta Lucas Sempere, que contó con el apoyo del Gobierno colombiano para viajar, junto al ejército, a estas zonas de conflicto «donde aún está todo muy candente».
«Los soldados del ejército que participan en el desminado son gente entregadísima, gente para quitarse el sombrero. Van palmo a palmo buscando en la selva, con un detector de metales... es un trabajo dificilísimo, porque la nueva tecnología allí apenas se puede aplicar, no se puede llevar allí... Se pasan horas, días y, aunque hay un compromiso firme del país por el desminado, la idea es que estuviera el suelo limpio para 2021 pero van a tener que ampliarlo. Es mucho y hay mucho trabajo», comenta Sempere ante una experiencia que no solamente ha vivido por los testimonios reales, sino también por un ambiente, por un entorno, donde es posible palpar la tensión de una realidad, la de la guerra, la muerte y los atentados, que han marcado a generaciones enteras desde los años 60 del siglo pasado en Colombia.
«Un caso que explica en parte esto es el del campesino, la víctima que perdió una pierna al pisar una mina. Sin embargo, tú hablas con él, y está tranquilo, y dice que desde hace algún tiempo se vive en verdadera paz en el país. Eso te hace pensar cómo la situación llegó a ser insoportable e insufrible en la zona», explica Sempere, quien por otro lado está muy satisfecho del resultado de la cinta ya que ha sido visionada por mandos del Gobierno de Colombia quienes le han transmitido su visto bueno.
«Hubo, al principio, cosa normal, cierta reticencia de que un español se encargara de este proyecto. Sobre todo en las primeras negociaciones, que hubieron muchas, porque es muchísimo el papel para poder viajar a estas zonas de conflicto, sobre todo al ir junto a un convoy del ejército colombiano. Pero ya lo han visionado y estamos todos muy satisfechos», indica.
Pisando fuerte se exhibirá además en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, uno de los más prestigiosos del mundo. Además, según indica Sempere, el documental del alicantino formará parte de un circuito itinerante con el que se podrá ver en distintas salas de cine de Colombia. «Aquí, lo bueno, es que hay un programa de apoyo muy importante para los documentales. Y, antes de las películas, se podrá ver Pisando fuerte en muchos cines colombianos», comenta.
Hasta este proyecto, Lucas Sempere ha trabajado además para Discovery Channel, dentro de otro proyecto-documental sobre Colombia y, específicamente, sobre los pequeños pueblos aislados, zonas rurales prácticamente inaccesibles y escasamente comunicadas que continúan con sus tradiciones ancestrales. A partir de los colectivos de campesinos y pescadores, Sempere ha retratado estas vidas en zonas vírgenes de Colombia.
«Colombia es un y mil países a la vez. Y lo más llamativo es que, cuando más virgen es un lugar, más humanidad encuentras. Es lo que me ha enseñado cuando he estado con esta gente apartada de las zonas urbanas, en una Colombia que no tiene nada que ver con la mala imagen del narcotráfico y la guerra que nos dan los medios», cuenta Sempere.
