Lay Hoon escenificó, sin darse cuenta, la imagen de la derrota: la soledad. Mientras Riazor aplaudía a los suyos al señalarse el descanso, Lay y Kim fueron respetuosos y también aplaudieron, optó por quedarse en su butaca buscando los porqués a un primer tiempo irreconocible. ¡Quién se lo iba a imaginar! Se desangraba el Deportivo en la Liga, con un Valencia atrayendo la luz de los focos por su buen fútbol y contundencia en las victorias? hasta que se presentaron en Riazor. Nuno afronta una situación nueva para él y hay que ver la reacción de un grupo tristón, repleto de despistes impropios para tener al alcance de la mano al mejor de la liga: el todopoderoso Barça.

No le cogió por sorpresa a Nuno el inicio blanquiazul, envalentonado por la afición le birló el balón. La no presencia de André, lesionado, le dio más protagonismo a Filipe Augusto. Se le antoja un futuro prometedor, en Riazor mostró detalles pero acabó navegando sin el rumbo adecuado. Y fue uno de los sacrificados al descanso, cuando el 2-0 iluminaba el marcador, antes de que la mano derecha de Peter Lim Lay Hoon sacara su teléfono móvil para comunicárselo. Puede ganarse el adjetivo de mala suerte el primer gol, pero el segundo era evitable.

Dos indecisiones dejaron en bandeja a Lucas para provocar la locura en Riazor. Ver cómo defienden un contragolpe Javi Fuego, Mustafi y Filipe Augusto escorado a la izquierda, tras un pérdida de Otamendi, era sintomático de que algo no iba bien. Y menos mal que Nico mantenía la línea regular a la hora de anticiparse al rival y plasmar su contundencia física en los duelos individuales. No fue suficiente.

Al técnico no le tiembla el pulso si debe hacer dos cambios al descanso. Carles Gil y Soso mejoraron al equipo, aumentaron la intensidad con dosis de técnica del canterano a la hora de desafiar al adversario. No paró de nutrir con centros y pases atrás a sus compañeros, sin la frescura ni el acierto necesarios en el remate.

Considerar que el Deportivo le dio una cura de humildad al Valencia sería no ser justos. Rodrigo fue claro hace unos días. Este proyecto en crecimiento precisa tiempo, tiene buenos mimbres, pero a la vez te lleva a ser consciente que hasta el rival ingresado en la UCI es capaz de darte una lección cuando menos te lo esperas. Toca levantarse, no quedarse plantado sobre el césped haciendo aspavientos cuando el rival te gana el duelo? pero en Riazor hasta cuando trenazabas una buena jugada, el balón acabó golpeando el palo. Ese gol les podía dar vida, pero el colista sentenció con un contragolpe.