El budismo es muy influyente en el país más pequeño del sudeste asiático, así que la mayoría de singapureses que acompañaron a Peter Lim el sábado alucinaron. La pirotecnia y la meditación todavía no se asocian bien, vamos, que no hay tracas en ninguna boda presidida por el karma. Por eso la cara de responsabilidad del amigo Kim Huat Koh, el representante de Lim en Mestalla, es síntoma de tranquilidad. Pero a la que más le gustó el ambiente fue a la señora Lim, Cherie, una antigua actriz de la televisión de Singapur. La veremos mucho por aquí, pero no en la junta de accionistas.