Explicación lógica no sé si hay, pero de existir Nuno la quiere conocer cuanto antes. La Copa es una competición que quiere conquistar el Valencia CF, desde la distancia recibió un gesto de complicidad cuando se hizo el sorteo, pero al equipo le cuesta. No es necesario utilizar mucha tinta para recordar el sufrimiento ante el Rayo tras adelantarse en el marcado, reforzando así la ventaja de la ida. Pues nada. Si Nuno tuvo que recurrir de urgencia a tres piezas básicas, Mestalla volvió a vivir un episodio similar sin provocar tantas taquicardias en la gente, al saber que aún debían escribir otro capítulo y se ganó de penalti.

Nuno, que se reafirma en su disposición táctica del 1-3-5-2 con independencia del rival que tenga enfrente, sonrió cuando vio al joven Gayà firmar un auténtico golazo. «¡Hasta con la derecha le da bien!», decían en la grada. Con esa ventaja, mínima pero ventaja, ante un Espanyol con caras nuevas, nadie presagiaba el final a pesar de la sensación de aburrimiento por momentos. No fue una cuestión de confianza en esta ocasión, se sentían cómodos sin balón hasta que se desmelenó el cuadro blanquiazul. Alguno lo veía venir, pero no el técnico, que esperó al empate para tratar de revitalizar la maquinaria. A la grada sí la despertó Barragán, que recibió muestras de cariño tras el gol al Real Madrid, que aún se disfruta, pero se sufrió mucho.

Nuno movía sus brazos en el tramo final, animando a los suyos, que tenían la sensación desde el mismo día del sorteo que la eliminatoria de octavos parecía más fácil que la primera. Nadie replicó, realmente lo creían y lo siguen creyendo, pero un año en que la Copa le hace un guiño al Valencia, éste parece destinado al sufrimiento hasta el final porque el susto estaba metido en el cuerpo hasta que Alcácer sufrió el penalti que transformó Negredo.