Kujtim Mustafi observaba ayer atento todo lo que hacía Shkodran. Y lo hacía con orgullo. Trataba, en su rápida visita a Valencia, de no perder ningún detalle del trabajo de su hijo. Por eso el albanés, de sólo 39 años, quiso estar en el Media Center donde el central iba a atender a la prensa. Sentado en cuarta fila junto a otro de sus hijos y un amigo del jugador, el trío miraba con sorpresa la escena. Sólo entendían las respuestas de su hijo, en alemán, pero no las preguntas porque desconocían «totalmente» el castellano. Pero irradiaban felicidad.

Kujtim, porque así lo quiso su hijo, dejó de trabajar cuando el futbolista empezó a ganar dinero „ conducía una grúa de construir carreteras„ y allí donde ha ido el jugador, ha ido a visitarlo: al filial del Everton en Inglaterra (con 17 años), Sampdoria en Italia y ahora Valencia. La familia Mustafi reside cerca de Fráncfort y ahora Kujtim ejerce de mánager del campeón del mundo. Quizás la estrella que luce en el pecho cuando viste la camiseta de la selección alemana, es la que ayer le sirvió para recordar a Cristiano Ronaldo que las condecoraciones «sólo sirven» para tener que esforzarse «aún más». «Creo que el gesto de limpiarse el escudo fue una manera de expresar su frustración. Cuando juego con Alemania, las estrellas de campeón en el pecho, sé que son parte del pasado y que lo que debo hacer es esforzarme aún más», expresaba el jugador de 22 años.

Ahora con el Valencia su reto es ayudar al equipo a conseguir una plaza de Liga de Campeones. «El objetivo lo tenemos claro y no podemos relajarnos en ningún partido porque es en esta segunda vuelta cuando se definen los objetivos», indicaba. «El equipo es consciente de que contra los 'grandes' ha tenido buenos resultados y de que se han dejado escapar puntos ante los pequeños y eso no debía ser así. Uno de los objetivos de la segunda vuelta es superar la cantidad de puntos antes los rivales no 'top'», argumentaba «muy orgulloso» de jugar en una liga «tan competitiva» como es la española.