No podía evitar la sonrisa de su rostro a pesar de que disfruta haciendo su trabajo pasando desapercibido. Javi Fuego está feliz, con todo lo que le rodea, dentro y fuera del césped. Junto a su nombre suelen etiquetarle el cartel de «currante», de ahí que no suela acaparar mucho los focos, pero las estrellas sin ellos no brillarían, por eso para la gente de ataque que irradia calidad, futbolistas como Javi también son estrellas. Son necesarios, sólo caminando juntos se alcanza el éxito, pero con el esfuerzo como principal premisa.

El asturiano comienza a saborear de una renovación que se ha ganado con mucho mérito sobre el césped. A lo largo de su vida ha ido parando en varias estaciones, pero cuando le expidieron el billete del barrio de Vallecas hacia Mestalla en julio de 2013, iba a comenzar un sueño que ha sido posible gracias a su trabajo y a una carta de su padre José Manuel que le cambió la vida. Antes le inculcó junto a su madre Marian, ambos profesores de primaria, los valores del sacrificio, la honradez y la humildad que en lugar de pregonarlos se tienen que ejecutar. Una noche, tras varias semanas dándole vueltas a la cabeza y perder la ilusión con el Recreativo, le tocó decidir entre el Rayo y el Aris de Salónica. Y decidió probar suerte en Grecia. Con esa idea se acostó, pero al levantarse, su padre le había dejado una carta en el salón. Tras leerla, llamó a su agente y decidió ir a Vallecas. Su rendimiento allí le valió a Braulio Vázquez para ficharle con la carta de libertad. No lo dudaba, a pesar de que escuchó pocos elogios por un fichaje que con su rendimiento desde el primer día le ha llevado a ser pieza «intocable» para todos los entrenadores que han pasado por el banquillo de Mestalla desde que llegó. Él siempre ha estado ajeno a las críticas sobre su incorporación incluso sin haberse vestido de corto, pero él siempre recurría a una frase que le marcó de su paisano José Ramón Sandoval: «Querer es poder». Rufete considera que le «da ese punto de equilibrio tan importante en un vestuario, en un club, y fundamentalmente en un terreno de juego».

Hay acciones de una calidad extrema sobre el césped que van acompañadas de «sólo por ver eso merece pagar una entrada». Cuando toca poner un ejemplo de lectura táctica sobre el césped y colocación, los técnicos y compañeros no dudarían en poner imágenes sobre el despliegue de Javi Fuego. Sí que viendo su nivel actual, surge el interrogante de por qué no tuvo la oportunidad antes de jugar en un club grande como es el Valencia CF. Todo tiene un por qué, él lo sabe, pero al final cuando uno adquiere experiencia absorbiendo como una esponja aspectos a mejorar, los resultados llegan, como está viviendo él en primera persona. Aumentan el número de dificultades, pero la fuerza mental y el apoyo de tu gente le valió a Javi para disfrutar ahora como nunca. Por eso ahora, en un momento de felicidad, no duda en acordarse de «mi familia y mis padres, personas clave en mi vida, como persona y futbolista. Agradezco los valores de la honradez, humildad y sacrificio, es lo que me han llevado aquí», antes de valorar cuál fue el punto clave en su carrera para estar hoy en el Valencia CF: «Para mi fue firmar por el Rayo. Tenía claro que me iba a ir a Grecia y mi padre me hizo recapacitar, fue un punto de inflexión en mi carrera. Ellos querían lo mejor para su hijo, y no pudieron acertar más, se lo agradezco a ellos muchísimo, y sobre todo a mi mujer y a mi hija que me hacen ser feliz y me dan mucha estabilidad».

Si cuando se concretó su fichaje alcanzó un sueño, y ahora quiere seguir «cumpliendo ese sueño», marcándose nuevas metas y con la Champions de fondo, lo que significaría alcanzar lo máximo a nivel de clubes? cuando ya tenía las maletas hechas para ir a Grecia.