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El borde del área

Gayá

Más allá del 0-0 , he decidido pararme en hablar del último dolor de cabeza fabricado desde Madrid con un absoluto desprecio hacia el que se ponga por delante

Gayá

Me abstraigo del derbi. Más allá del 0-0 , he decidido pararme en hablar del último dolor de cabeza fabricado desde Madrid con un absoluto desprecio hacia el que se ponga por delante. Si para evangelizar además se mete el dedito en el ojo a algunos a los que no hay respeto alguno, mejor.

Así que ahora resulta que Gayá ya está haciendo las maletas para irse al Madrid porque lo anuncian destacados integrantes del rodillo mediático blanco. Miren, si esperan que yo les asegure que Gayá va a renovar seguro, segurísimo y que ante el Valencia y el Madrid cualquier futbolista elegiría el Valencia, tampoco es el caso.

No tengo la bolita de cristal para saber lo que va a ocurrir. Ni siquiera tengo una ouija para invocar al espíritu de ningún futbolista fallecido. Aunque también he de decir que si el índice de aciertos del resultado de la ouija, y el de los futuros fichajes del equipo por el que beben los vientos es el mismo se puede dormir bastante tranquilo.

Sólo sé que la negociación está en marcha y que aprovecharse del silencio de nadie para dibujar un futuro bajo la falacia de que no ha dicho lo contrario es tan viejo como ladino.

Gayá no ha dicho que se va a quedar, cierto. Pero igual de cierto es que no ha dicho que se vaya a marchar.

Ahí está la falacia. No en contar que el Madrid se interesa por Gayá (mal ojo tendría si no lo hiciera). Con la temporada que está haciendo el Valencia lo raro sería que no se interesara nadie por sus jugadores. La falacia está en el desprecio absoluto al club propietario del futbolista que se encuentra realizando la negociación para hacerle un nuevo contrato. La villanía está en acercarte a la chica porque te gusta y no darle ninguna oportunidad a su actual chico, porque tú eres más rico, más alto y más guapo. Un desprecio absoluto.

Pero al final se salen con la suya (y yo también tengo algo de culpa dedicándoles estas líneas) y consiguen lo que quieren. Generar malestar.

Por eso les aconsejo los medios locales. Al menos tenemos una sensibilidad con lo nuestro que otros no tienen ni les interesa, pues su entorno no es este. Quizá no tengamos millones de lectores, televidentes u oyentes, pero cuando damos una información sobre lo que nos toca más de cerca lo hacemos con un tacto que otros no ponen en marcha. Porque esos otros, la sensibilidad todos sabemos para quien la guardan.

Está claro, ¿verdad?

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