La vieja «exigencia» del Ayuntamiento de Valencia de dotar al nuevo Mestalla de una pista de atletismo ha quedado aparcada en el inminente cambio de gobierno, que salvo sorpresas liderará desde el despacho de la alcaldía el candidato de Compromis Joan Ribó. El consistorio pidió en su día al club que cumpliera con esta condición, de forma que el recinto pudiese acoger campeonatos de otros deportes, especialmente de atletismo. Así está reflejado en el convenio firmado entre el gobierno de Rita Barberá y el entonces presidente del Valencia1, Juan Soler, en 2004. Una petición que se repitió en el firmado posteriormente en 2007, en el que aparece expresamente la posibilidad de colocar una pista de atletismo desmontable. Eso sí, en la Modificación PGOU publicada en julio de ese año no aparece ninguna mención expresa a esta pista: «Solución técnica para realizar grandes acontecimientos deportivos». Nada más.
Es evidente que el Valencia no contempla ahora esa posibilidad, pues quiere destinar el estadio, en principio, sólo para partidos de fútbol y otros espectáculos que no obliguen a alejar el campo de la grada.
El Valencia se convirtió en el propietario del solar en el que se está edificando el nuevo estadio el pasado 12 de marzo. Un estadio en el que el club aspira jugar y poder explotar en 2019, el año del centenario. Más de siete años después de iniciarse las obras, se firmó el acuerdo por el que el club solventará la deuda de 19,8 millones de euros. Lo hará en diez plazos y, por los intereses, el pago se elevará hasta los 23,5 millones „el calendario de pagos finalizará el 15 de marzo de 2024„El club adelantó 990.846 euros.
