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Al borde del área

Comunicación

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Ni un puñetero verano tranquilo. A poco menos 48 horas de que un servidor se instale en Pedralvilla y le dé al botoncito de la desconexión (ojo, que nunca es completa), nos volvemos a encontrar con un club que se especializa en papelones. Empeñado al máximo en alimentar las dos trincheras creadas y con las que parece disfrutar y regodearse mientras es pasto de la desunión. Y los que no nos situamos ni en una trinchera, ni en la otra (o sea, los denostados por ambos bandos) intentamos contar lo que pasa, atónitos a episodios que creíamos enterrados con la entrada de un nuevo accionista.

Y es posible que incluso no estemos de acuerdo con sus nuevas ideas, pero si supiéramos cuál es su plan, podríamos contarlo y habría menos intranquilidad en la calle. Escribía un servidor en el mes de octubre en estas mismas páginas lo siguiente: «Para bien o para mal, comienza una nueva era. Distinta a lo conocido hasta ahora y con un propietario definido. Más allá de lo que pueda pensar la calle, tomará las decisiones que crea oportuno y su mayoría accionarial le da ese derecho. Pero bien haría en no olvidar a la afición que ha creído firmemente en él. Si es cierto que la pasión de la calle fue decisiva para la apuesta de Meriton (tal y como dijo Layhoon) que no olviden que el fútbol sin la gente detrás no se sostiene. Lim es el propietario de un activo que, despojado del sentimiento popular, no tiene recorrido. Si el magnate de Singapur aún albergaba alguna duda, el sábado debió quedarle resuelta».

Nueve meses después, me da la impresión que lo ha olvidado demasiado celéricamente.

No saber si se pretende un equipo que compita la Champions (como en un par de ocasiones dijo Layhoon Chan), si se pretende un vivero de jóvenes promesas para el negocio conjunto de Lim y Mendes (en su derecho está, ya que el club es suyo) o si ha cambiado el objetivo final, sería conveniente para saber quiénes somos, dónde estamos y qué pretendemos.

Comunicación al fin y al cabo. Pero pedir esto parece que te convierta en enemigo de un club que ya hace tiempo que ha decidido que hay silencio y trabas para los «incómodos» periodistas locales, y manga ancha y facilidades para la «impecable» prensa nacional a la que hay unas ganas locas de rendir pleitesía. Y en estas estamos, que a día de hoy la gente aún no sabe si el futbolista brasileño Rodrigo Caio está sano, o hay problemas con la forma de pago al Sao Paulo, o simplemente asistimos a otra lucha de poder. ¡Feliz verano!

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