El verano futbolístico en el Valencia empieza con muchas dudas. En pocos días arranca una nueva pretemporada y ya noto cierto desánimo y cierta desorientación, por parte de un sector de la afición, que ya ven cómo el idílico castillo blanquinegre construido en el verano de 2013 tiene más grietas que el viejo Mestalla.
Hay muchos temas por resolver: Llegará Nuno a Valencia, descansado y con muchas fuerzas, y tendrá que vérselas de nuevo con Salvo y Rufete. Ja vorem... La afición empieza también a impacientarse porque los fichajes no llegan y los pretendidos se van a otros clubes. Y además, hasta alguno de los jugadores que ya estaban y que rindieron a un gran nivel la pasada temporada pueden irse buscando otras ligas u otros contratos con más sustancia. Es decir, lo que habitualmente ha venido ocurriendo en el Valencia y que, en aquel castillo, nos vendieron que eso ya no iba a suceder. Como tema urgente está el fichaje o no de Rodrigo Caio. La confección de una plantilla todavía más competitiva, ajustándose al temido «fair play» financiero además de definir, sobre todo públicamente, quién o quienes serán los autores de esta confección. Afrontar la previa de la Champions con el mejor ambiente posible y sobre todo con un equipo que ofrezca máximas garantías. Buscar la mejor solución para el mejunje que se ha creado con el singular proyecto de Porxinos que, dicho sea de paso, viene de la época de Juan Soler, para los que no lo sepan. Buscar un main sponsor, de una vez por todas, que ofrezca al club unos ingresos que ayuden a suavizar el control presupuestario de la Liga. Bueno y que la nueva Fundación empiece a dar señales de vida. Y claro, con todos estos retos hablar del nuevo estadio es como pretender que la señora Punset nos ofrezca un discurso en valenciano. Creo, sinceramente, que los aficionados merecen alguna explicación. Peter Lim tiene posibilidades para triunfar, capacidad económica y un gran club, pero tiene que buscar su once ideal. A mi entender, le falta poner orden interno, aportar una inyección económica y comunicarse más y mejor con los aficionados.
Nunca podré entender cómo siendo invitada la presidenta Layhoon Chan, entre otros, al reconocimiento que se le ofreció a David Albelda, por la Asociación Fem Valencianisme, no fuera capaz ni siquiera de contestar, cuando lo suyo hubiera sido acudir. Está claro. O no les interesa lo que ocurre a su alrededor o alguien no permite que les llegue otro tipo de información.
