Ya estamos de vuelta.

La primera parte de la pretemporada llega a su fin y nosotros empezamos a cargar las pilas . ¡Vaya ironía! En estas fechas, cuanto más cansado estas, mejor señal. Hay que cargar a tope la batería para que luego se vaya desgastando, que no malgastando. Ayer, volví a jugar. Vaya partidito. De la lluvia al diluvio. Fue increíble. Por momentos no se veía nada. Jarreaba. Yo estoy acostumbrado a jugar con lluvia porque soy gallego pero, en este caso, el problema es que hacía viento y eso entorpecía muchísimo el juego porque no se podía controlar el balón. Acabé molido. Pero feliz.

El que no sé como estará hoy es Lucas Orban. Vaya golpetazo. Le tuvieron que dar ocho grapas en la cabeza y, en el avión, estaba como nuevo. ¿Será de hierro? Lo que sí sé es que es un buen tío.

La experiencia en Austria ha sido buenísima. Y eso que todo ha ido tan rápido que no me ha dado tiempo a detenerme y pensar todo lo que estoy viviendo. Lo que sé es que me gusta. La semana ha sido extraordinaria y la he vivido con mucha intensidad. Esta tarde tengo pensado darme una vueltecita por la ciudad y mañana toca volver al trabajo en Paterna. Aquí, chicos, no hay descanso porque en nada viajamos a China para jugar otro amistoso.

Bueno, no me enrollo más. Me ha encantado contaros cositas. Espero que hayáis leído hasta la última línea. Gracias.