En el ecuador del mes de julio, en la Ciudad Deportiva, el calor es sofocante. Da igual la hora. Ayer, a las 18,30 horas, el equipo retomaba el trabajo. Y los jugadores sufrieron. A los 33,5 grados de temperatura, se unía la humedad que, a esas horas, era del 68 por ciento. Por momentos, los jugadores se asfixiaban. Acostumbrados al fresco austriaco, entrenar en Paterna fue todo un desafío. De ahí el interés de los médicos y personal sanitario porque los jugadores se hidrataran constantemente. Pero a Nuno, el calor no le hace cambiar de hábitos. Mientras los jugadores trataba de arromangarse la ropa para tratar de mitigar el bochorno, fiel a sus costumbre, el técnico vestía una sudadera de manga larga y no le daba ninguna importancia al calor.

El portugués que, hoy y mañana ha planificado jornadas de sesiones dobles, se ha apuntado a la moda del «TRX», un novedoso método de entrenamiento en suspensión. Así, gracias al propio peso corporal de cada futbolista se consigue ejercitar de forma completa la musculatura. Ayer los jugadores se «colgaron» literalmente de una de las vallas del estadio Antonio Puchades para realizar estos acrobáticos ejercicios. El objetivo, a la larga, es hacer al jugador más fuerte fisicamente. Y el TRX, no es la única novedad.

El preparador físico también ha introducido el trabajo del «core» (estabilidad central). Y para ello, en el trabajo, se han añadido ejercicios que ayudan a estabilizar la columna, la pelvis y las cadenas cinéticas durante los movimientos funcionales. Un «core» que aporte fuerza y estabilidad a la columna es clave para cualquier tipo de movimiento. Cuando el sistema funciona, el resultado es una óptima distribución de fuerzas. El entrenamiento «core» quema la grasa de la zona media, ayuda a mejorar la respiración durante el ejercicio y reduce el riesgo de lesiones. Y, tras esto, futvoley. Para desintoxicar. Hoy, doble sesión.