El Valencia se reencontró con buenas sensaciones con su victoria anoche sobre el PSV Eindhoven, con un solitario gol de Paco Alcácer, en la primera ocasión del partido. Ante un rival cualificado, con el que podría coincidir en Champions, y faltos aún de frescura, los de Nuno se mostraron como un bloque compacto, que evoluciona.

La velada en Alzira se prestaba para ver en acción a los nuevos fichajes, sobre todo a los debutantes Danilo Barbosa y Ryan, recibidos entre vítores. Pero muy pronto el Valencia demostraría que, pese a las incorporaciones, no ha perdido sus buenas costumbres, sus fórmulas ya conocidas. La de José Luis Gayà y Paco Alcácer es una conexión infalible. Fuera del campo son casi hermanos y sobre el césped se entienden a la maravilla. No importa que el partido no fuera televisado porque la jugada suena mucho a los valencianistas. Incorporación del de Pedreguer, como una flecha, por la banda izquierda, y centro preciso al primer palo, en el que Paco Alcácer, con su explosiva intuición, se cuela entre los dos centrales y la salida del portero para definir con sutileza, al primer toque. Lo ejecuta con tanta insistencia y con tanta naturalidad que parece fácil. Un arte cotidiano.

El gol animó mucho al Valencia en los siguientes minutos, los mejores de la primera parte. Los blanquinegros „anoche con la «senyera» „ se encontraron con facilidades para armar el disparo desde lejos. Alcácer, entre otros, pudo aumentar la cuenta.

Pero poco a poco el partido iría entrando en la rutina lenta, propia de los encuentros de pretemporada, con el ritmo justo e imprecisiones en las entregas, con algunos automatismos todavía oxidados. Fue en ese momento cuando el PSV, campeón holandés, fue recomponiendo sus piezas. Hendrix se hizo fuerte en la medular y los de Cocu encontraron vías de entrada a la espalda de Gayà, adelantado en una defensa de tres centrales. En los visitantes estuvo especialmente activo Narsingh, blocado por un expeditivo Vezo.

Y en ese nuevo panorama los valencianistas pudieron ver en acción a Ryan. El guardameta australiano se mostró autoritario en las ocasiones en las que intervino, casi todas ellas procedentes de centros laterales desde la derecha. En uno de esos envíos, no dudó en ir al choque con el delantero centro De Jong, ganándole la batalla y recibiendo el aplauso entusiasta del Suñer Picó. A Ryan se le vio también activo a la hora de mandar e impartir órdenes a sus compañeros, de dar pases con el pie, siempre con intención y nunca al despeje. Reaccionó a momentos de apuro, como en una temeraria cesión de Javi Fuego. Por su parte, Danilo Barbosa, que jugó la primera parte, se situó por delante de Javi Fuego y se le vieron trazas para el desplazamiento en largo. No rehuyó el choque con el contrario pero, lógicamente, también acusó su falta de adaptación.

Tras un tiempo de descanso en el que los niños jugaron en el campo y los En la segunda mitad, Nuno retocó piezas y redibujó la pizarra. Se pasó del 3-5-2 a un 4-4-2 en el que Enzo Pérez volvió a la medular, Piatti y Cancelo refrescaron los extremos y Santi Mina se situó de ariete, donde más le gusta. Con el PSV más adelantado, el Valencia tiró contragolpes, pero las mejores ocasiones valencianistas llegaron a balón parado, con sendos golpes francos lanzados por Parejo y que Koopmans despejó de forma poco académica. Por último, Bakkali tuvo minutos para jugar contra su exequipo. El belga, muy motivado, se le vio habilidoso, revolviéndose con regates, cambios de ritmo y con dos disparos envenenados sus ex, antes del pitido final y la invasión de campo de los hinchas.