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Kamen forjó el éxito de la Roja

El enfrentamiento de Aragonés con Raúl en el Mundial de Alemania «unió» al resto del grupo Ahí se puso la semilla para ganar la Eurocopa de 2008

El Valencia CF ya está instalado en el cuartel general de Kamen. Y no es un escenario más. En el Mundial de Alemania de 2006, en el centro deportivo donde va a trabajar el conjunto dirigido por Nuno allí se hospedó la selección española y varios internacionales que posteriormente se proclamaron campeones de Europa y del Mundo, consideran que fue en esa localidad de la cuenca del Ruhr donde se pusieron las semillas del éxito. Luis Aragonés tuvo que lidiar con Raúl, quería mandar más que él, y dijo basta. No le echó ningún pulso, que luego sí afrontó de cara con un grupo de aficionados alentados por las informaciones de determinados medios de comunicación, simplemente se lo «cargó» de un plumazo. Sin cuestiones personales de por medio, el «Sabio» cambió los códigos de una selección acostumbrada al fracaso en cuartos de final para convertirle en campeona. No se lo pusieron fácil, pero con el «culo pelao» —como le gustaba repetir— fue con sus ideas a muerte.

En Kamen se vivió hace nueve años un episodio triste. Luis apostó por el «Guaje» Villa en las alineaciones y sentó a Raúl en el debut ante Ucrania, con un triunfo contundente por 4-0, con doblete incluido del ariete valencianista. La suplencia no era un rol en el que el capitán de la selección y del Real Madrid se encontrara cómodo, el jugador acabó estallando con su camarilla de compañeros. A pesar de que el ariete del Real Madrid llegó justo al Mundial debido a una lesión le costó admitirlo. Túnez era el rival en el segundo partido, el nombre de Raúl volvió a figurar en la lista de suplentes. Pasaban los minutos y la Roja, aún sin la estrella en su escudo, entró en un callejón sin salida que «obligó» a Luis a recurrir al astuto delantero. Salió y marcó, pero en lugar de celebrarlo con el grupo, esprintó al banquillo para abrazarse con los «suyos». Allí le esperaban Míchel Salgado y Cañizares, mirando por el rabillo del ojo al «Sabio». Había otro partido en juego paralelo a los tres puntos a los que aspiraban frente a Túnez. Lo peor estaba por llegar.

En el ambiente se percibía tensión, los «veteranos» no admitían su rol, querían «mandar». Hasta el punto que en una tarde libre se retrasaron unos minutos Albelda, Villa y Pepe Reina. Habían avisado del retraso, pero Raúl le pidió al seleccionador que les sancionara —curiosamente el Guaje le había quitado la titularidad al madridista— pero ahí Luis marcó su territorio: «Aquí el que sanciona soy yo». No sólo fue una frase en voz alta, sino el gérmen del cambio, de la transformación de la Roja en campeona de Europa y del Mundo con la unión por bandera, eliminando los grupitos que pensaban más en ellos que en el grupo. Tras el trámite ante Arabia Saudí, la Roja cayó eliminada ante Francia en octavos de final con Raúl de titular. No valió de nada. Esa noche, en una habitación se gritó a adrede: «A por ellos, oé, a por ellos, oé». En octubre de 2006 se pierde ante Irlanda del Norte, Raúl sugiere la cabeza del seleccionador, que opta por quitárselo de en medio provocando la unión del grupo y creando un grupo que arrasó en la Eurocopa de 2008, el Mundial 2010 y la Eurocopa de 2012. La historia más bonita de la Roja comenzó a escribirse en Kamen, donde está ahora el Valencia CF.

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