El Valencia CF es un club vendedor. Si lo son otros más potentes económicamente, en Mestalla se sabe que un futbolista que destaque poderosamente no se queda si la oferta es mínimamente tentadora. Y esto provoca que, en la era moderna, el club haya ingresado cantidades verdaderamente astronómicas (no siempre bien reutilizadas), producto de la venta de algunos de sus mejores activos.

Una característica común es que, aunque haya dolido la venta, muchos de ellos se han marchado en el mejor momento de sus carreras deportivas. Y si sirve como consuelo al aficionado blanquinegro, se puede llegar a la conclusión, vista la tabla histórica, que prácticamente ninguno de ellos ha alcanzado, tras su salida, un mejor nivel deportivo.

Sí que es cierto que han logrado unos títulos que, posiblemente, no alcanzaron en Mestalla. Y también que consiguieron los contratos de sus vidas. Pero empezaron, deportivamente hablando, su particular cuesta abajo. Es el caso más claro de David Villa, que en su primer año en Barcelona ganó la Champions, pero empezó a no ser titular indiscutible. Su posterior fractura de tibia acabó por marcar su salida de la primera línea futbolística.

De los diez más caros se puede decir que tan sólo David Silva y Juan Mata han crecido económica y deportivamente (individual y en colectivo). Otros tuvieron que contentarse con arreglar sus vidas y las de sus descendientes. Pero sobre el terreno de juego jamás remontaron el vuelo. Los ejemplos de Mendieta, Claudio López, Gerard y Farinós son, en este sentido, los emblemáticos. Soldado acaba de regresar sin cuajar en Inglaterra y Mathieu repite la historia de Villa de triunfar en el Barça sin ser un hombre clave. Otamendi, con 27 años, podría aguantar varios a pleno nivel en el Valencia CF, pero las ofertas de Inglaterra parecen insalvables como para evitar que se repita la historia salvo un milagro en forma de super-mejora del contrato.