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Raso y junto al palo

Otamendi, con puente de plata

Enemigo que huye, puente de plata. Nicolás Otamendi no quería seguir y lo peor que se puede hacer con una plantilla es mantener en ella a un futbolista que sólo está para rebeldías y problemas. Cuarenta millones no era la cláusula de rescisión por la que había que luchar y la cesión de Mangala es compensación moral por haber cedido en el total de lo estipulado.

La operación, desde el punto de vista contable no es mala y, deportivamente, muy aceptable dada la postura intransigente del jugador. Cambiar por diez millones la cesión por un año de Mangala, futbolista en el que no confía demasiado Manuel Pellegrini, es dicho en términos taurinos, cambiar la seda por el percal. La operación, que estaba planificada, consistía en traer al argentino Garay, dirigido y administrado por Jorge Mendes. En el Valencia L.M.N se sabe que no hay hoja del árbol mestallista que no se mueva si no es Mendes quien la sopla.

Los turiferarios del gobierno Lim aplaudirán sin más la venta de Otamendi. Ya he dicho mi opinión en este asunto, pero el traspaso no deja de ser una operación en la que tal vez no se ha sabido controlar desde el principio. En la presente campaña los fichajes del club han sido tirando a mediocres. Muy lejos de lo prometido. Más allá de lo que se contrataba cuando no había dinero, el club estaba en bancarrota y forzosamente había que desprenderse de figuras como Villa, Mata, Silva, Bernat o Soldado para poder pagar las nóminas. A cambio se contrataban jugadores más modestos con lo que aguantar el tipo y se lograba.

En medio de instantes en que había que dejar de bufar en caldo gelat aparecían jugadores que mantenían al equipo en lugares europeos. Sin ir más lejos, Otamendi es futbolista que no llegó a Mestalla de la mano de los actuales mandatarios.

El Valencia sigue fomentando pasiones y de ahí las colas para renovar abonos o adquirir localidades para el partido con el Mónaco. Una afición tal fiel no merece que le sigan vendiendo humo. El equipo de la actual temporada es promesa incumplida.

Posdata. Parece que en Orriols, más pobres, han sido más fuertes defendiendo su sentiment.

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