Cuando se desaprovechan las ocasiones se paga caro. El Valencia lo sabe. Anoche pudo golear en Vallecas pero tendrá que regresar hoy a Valencia con sólo un punto en el casillero y con el mal sabor de boca de haber acabado el partido sintiéndose inferior al Rayo. Porque, una cosa es creerse superior y otra demostrarlo. Y eso que Álvaro Negredo pudo, in extremis, desequilibrar el partido pero Toño, en una estirada que llevó a Vallecas a corear su nombre, lo impidió. Y es que, como si del extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde se tratara, el Valencia exhibió ante el Rayo dos caras. La de la solvencia y la de las dudas. Quizás por ello, los jugadores acabaron el partido desesperados y abatidos por cómo se había desarrollado el partido. La efectividad que se tuvo contra el Mónaco faltó ante el Rayo.

En Vallecas, lo que se evidenció es que en un equipo en construcción la figura de Javi Fuego es clave. A experiencia, no gana nadie al asturiano. Por él, el tiempo no pasa. Anoche, hasta que las fuerzas le respondieron, sacó su lado mandón. El que todo equipo necesita y que ahora, sin Otamendi, alguien debe asumir. Habla, coloca y trabaja. En un centro del campo inédito, el ayer capitán se situó por detrás de Danilo y De Paul, y fue quien fue manejando la manija. El Valencia, sobre un césped horroroso, se adueñó del balón y se dio un festín de ocasiones en la primera parte. Pero no pudo celebrar ningún gol. El trabajo y compromiso no condujo al éxito. Con una presión adelantada y sintiéndose superior y muy cómodo ante un desajustado Rayo, el Valencia examinó una y otra vez a Toño, pero también sufrió cómo, al contraataque, Ryan tenían que estirarse para mantener cerrada su portería.

Porque, lo de anoche, fue un querer, intentarlo por todos los medios y no conseguirlo „Mina tuvo dos claras ocasiones y otra Piatti„. Si no, que se lo pregunten a Álvaro Negredo. El vallecano, al que sus vecinos idolatran, se desfondó para ofrecer todo un recital en solidaridad pero desaprovechado. El delantero se desfondó para asistir pero el balón no quería entrar.

Satisfecho con el trabajo hecho, Nuno aplaudió a sus jugadores al acabar la primera parte, mientras en la grada, Unai Emery tomaba apuntes.

Paco Jémez «arregló» tácticamente a su equipo en el descanso, el Rayo dio un paso adelante y se aposentó en el área de Ryan ante desesperación de Mustafi que, con los brazos abiertos, trataba de colocar a sus compañero de la defensa, pero el gol no quería acudir al estreno liguero.