En esta vuelta de las vacaciones, no he retornado peor de lo que me fui (ya era ciertamente complicado) y no han leído mal el título de esta columna. Cierto es que el Valencia afrontó el sábado en Vallecas la primera jornada de la 2015-2016. Y miren, ya puestos me paro un momentito en lo del 0-0. Creo que no me equivoco al decir que la igualada sin goles no dejó a nadie satisfecho. Ni a aficionados, ni a los propios jugadores. Se rotó por bajas y por pensar en lo de mañana, y no sé yo si la profundidad de banquillo de esta plantilla da la fiabilidad suficiente como para presentar un equipo competitivo con tan sólo dos futbolistas (Mustafi y Fuego) del once tipo de la temporada pasada. De los llegados este verano repito lo mismo: el Valencia ha fichado pero no se ha reforzado. Eso sí alguno parece un proyecto de futuro muy interesante. En cualquier caso esto acaba de empezar. Entiendo cierta preocupación (soy el primero que la tiene) pero ya saben mi teoría. Entre el «todo es perfecto» que emana el entorno del club y el apocalipsis total que proclama alguno, hay muchos matices que desgranar. Y ese es, considero el trabajo de un periodista.
Pero escribía yo al principio lo de «última jornada» y tiene un porqué. Mañana en Mónaco el Valencia CF disputa la última jornada de la temporada 2014-2015. Si saca adelante la eliminatoria, coronará con éxito el objetivo que se marcó (el propio club) y del que se ha situado muy cerca gracias a las 38 jornadas de la liga 2014-15. El partido de ida podríamos considerarlo como la jornada 39, y mañana llega la 40. Si se saca adelante, el club habrá conseguido su objetivo. Del fracaso de quedarse a las puertas de la Champions, no quiero ni hablar. El 3-1 es una buena ventaja (mejor resultado que juego), pero lo bien cierto es que la bisoñez del equipo en un choque como este es un hándicap cuyo peso total calibraremos mañana a partir de las 20.45 horas.
Mañana es la última jornada de la temporada anterior, pero va a determinar toda la siguiente. Es el primer gran examen para Nuno como entrenador del Valencia y vistos los pitos de la presentación y de algún cambio en la ida contra el Mónaco, el portugués se juega mucho. Porque pese a su patrocinador (el todopoderoso Mendes), no hay cuerpo que aguante a Mestalla con el pañuelo en la mano.
Espero que todo eso no llegue y disfrutemos de la Champions. Aunque no lo parezca, todos (sí, los periodistas también) nos jugamos mucho. Y sobre el todo, el aficionado merece volver a ver en Mestalla la mejor competición del mundo. Que no les priven otro año más de ese derecho.
