Lucas Orban fue el primero en salir del vestuario del Louis II de Mónaco, se celebró a lo grande el regreso a la Champions, pero si hubo un protagonista ese fue Álvaro Negredo. Nada más llegar al aeropuerto de Niza, rápidamente el Director Ejecutivo Kim H. Koh fue a buscar al autor del gol. Los dos se fundieron en un abrazo y Kim le felicitó antes de decirle en inglés que su «gol era un gran cambio para el club. Ojalá firmes muchos más».

Aún no se cumple un año desde que Negredo firmó por el club por 30 millones de euros, fue una inversión grande pero estaban convencidos de que era una apuesta segura. Ante el AS Mónaco comenzó a justificarse. Si Álvaro era un hombre feliz, más lo estaba Nuno Espírito. En un banco alejado de los jugadores, el técnico acompañado por Antonio Dias, Rui Silva y Otxotorena irradiaban felicidad. Vieron un vídeo en el teléfono móvil del preparador físico y se multiplicaron las risas. Nuno estaba muy contento, había cumplido el objetivo marcado en su primera temporada en un banquillo de élite y no era fácil. Tocaba celebrarlo.

De Paul presumía de amigo con Negredo. Los dos se apoyaron mucho mutuamente en los malos momentos del curso pasado y es ahora cuando comienzan a disfrutar también con sus actuaciones individuales. Ya en el avión, que despegó un poco más tarde de lo previsto por las celebraciones en el estadio y el control antidopaje a Mustafi, cuando se alcanzó la velocidad de crucero, Nuno, en primera fila, fue al final donde se colocan los jugadores y les fue felicitando uno a uno. Rápidamente regresó a su asiento. En el vuelo no hubo cánticos por el cansancio, pero los rostros eran de gran felicidad y más cuando llegaron al aeropuerto de Manises, donde fueron recibidos por 200 aficionados al grito de «Somos de Champions».