Al final Mestalla abroncó lo que vio. Sumar de uno en uno no es suficiente para alcanzar la excelencia, la que exige Nuno a su gente y de la que tiene que dar ejemplo. La historia estuvo cerca de cambiar si el pase largo de Feghouli a Paco Alcácer lo llega a pegar con cola a su bota, ya que habría invalidado la salida valiente de Lux, que acabó quedándose el balón. Ya pasaban dos minutos del tiempo reglamentario y seguramente, de haber decantado al final la balanza a favor de los locales no habría sido justo. Y así, con empate, la parroquia que abarrotó Mestalla, se marchó con bronca, y no precisamente por el árbitro, sino por lo que vio.

Nadie puede poner en duda que la travesía de la Liga acaba de comenzar, sólo se han escrito los dos primeros capítulos, pero la inversión realizada exige más. No se puede tirar prácticamente a la papelera la primera mitad, que acabó curiosamente con un gol de Negredo tras una acción a balón parado en el primer disparo a puerta del Valencia CF. Con un centro del campo innovador, en el que se apostó por Danilo y De Paul junto a Javi Fuego, sólo en periodos puntuales el equipo dominaba, pero sin amenazar al portero rival. A la primera línea de presión le faltó coordinación, tampoco se enlazaba con Negredo cuando se optaba por balones largos, y Luis Alberto parecía un delantero de 30 millones de euros. No fue un espejismo.

Faltó creación, Danilo debe aún darle mayor velocidad a la circulación del balón. Dejó destellos, como De Paul chispazos, buscando siempre el balón aunque por momentos parecía que era una guerra de él contra todos. Cuando Lucas Pérez marcó tras un error de Rubén Vezo, que cortó un ataque deportivista pero no escondió lo suficiente el balón y acabó significando un contragolpe con picadura mortal. La afición se desesperaba. No le gustaba lo que veía, porque ese 0-1 pudo llegar antes. Si enfrente no hubiera estado el Deportivo y sí un rival más potente, seguramente se habría cerrado el marcador. Ahí estriba precisamente la diferencia entre los clubes grandes y otros a los que mantenerse en la élite es una auténtica proeza. Porque Negredo marcó el empate casi sin merecerlo. Y al descanso Nuno regresó al vestuario sin magulladuras en el resultado.

El Valencia CF, indemne a pesar de los méritos de unos y otros, optó por darle continuidad a un equipo que sólo mejoró cuando Nuno retiró a Santi Mina y Danilo por Feghouli y Parejo. Experiencia por juventud. Y precisamente esa apuesta inicial del técnico creó debates en la grada, aunque unos segundos antes de retirarse Danilo tuvo el 2-1 en un remate de cabeza que se encontró Luz sobre la misma línea de gol casi sin querer. ¿Por qué hubo que esperar para ver a los mejores? ¿El esfuerzo del martes era suficiente para quedarse en el banquillo? Nuno tendría sus argumentos.

Se encerró al humilde Deportivo, con De Paul empeñado en marcar. La salida de Alcácer por Negredo pobló de pitos el estadio, ansioso por ver a los dos puntas juntos, pero no valió para cambiar un resultado que llenó de tristeza el vestuario. Ni haberse clasificado para la Champions permite un respiro, porque algunos rivales van sumando de tres en tres y aunque la Liga acaba de comenzar, ya no se pueden mover dos empates que son insuficientes.