El «look» degradado está de moda en el vestuario del Valencia. Nada de escalonadas melenas o cortes desenfadados, la comodidad del casi rasurado se extiende entre la plantilla. Un corte que, a pesar de lo que pueda parecer, requiere un cuidado tan especial que obliga a los jugadores a pasar por la peluquería prácticamente cada diez días. Y, el local al que acude buena parte de la plantilla, está muy cerca del habitual hotel de concentración del equipo. Discreto y de estilo americano, la barbería de Bryant Ortega es el centro elegido por algunos jugadores para ponerse guapos. Futbolistas que no sólo confían en el peluquero su corte del pelo, sino también su afeitado y cejas. Y alguna que otra confidencia propia de una amena conversación. «Para mi, todos los clientes son especiales», apunta Ortega, que es quien regenta el local desde noviembre de 2003.

En «Brooklyn» es fácil encontrarse sentado frente al espejo a un jugador o descubrir, simplemente al cruzar la puerta, el nombre de alguno de sus clientes más conocidos ya que, en una de las paredes de la coqueta peluquería, cuelgan a modo de trofeo las fotos de algunos futbolistas con el estilista tras haber retocado su cabellera. De los retratos de Otamendi, Rodrigo de Paul, Rodrigo Moreno, Rubén Vezo, Joâo Cancelo, o del recien llegado Danilo Barbosa, se desprende la satisfacción por el trato recibido. También un cuadro con una camiseta naranja dedicada por toda la plantilla, anuncia que allí se respira valencianismo aunque sea una peluquería a la que asisten varios levantinistas entre ellos los recién llegados Nabil Ghilas y Jefferson Lerma. Y es que «los chicos», como les llama Bryant, cuando llegan al local se sienten «sobre todo» cómodos.

«Me suelen enviar un whatsapp anunciándome que vienen pero, cuando llegan y hay gente, esperan sin ninguna mala cara. Aquí los clientes, a veces, ni se dan cuenta de quienes son los que están a su lado. La gente va a su rollo», relata. «Los jugadores son muy normales y lo mejor es que son clientes que se dejan aconsejar», explica el colombiano que, en alguna ocasión, se ha desplazado al domicilio del jugador para «ponerlo guapo». Pero, ¿cómo han llegado hasta allí los jugadores? Ortega, tijeras en mano, responde: «Tan sencillo como el boca a boca». «Vino Otamendi y, a partir de ahí, empezó el resto», apunta tras avisar que, con anterioridad, la peluquería ya era el lugar escogido por jugadores Valencia Basket.

Son cinco los peluqueros que trabajan en un local que se ha especializado en hacer dibujos y diseños. «A los jugadores les va el rollo americano, el corte degradado ´old school´», concreta. Es decir, prácticamente rasurado desde la nuca a la coronilla y con unos centímetros en el frontal. «El pelo crece rápido y los chicos son atrevidos y no tienen miedo a arriesgar. Que pidan que se pronuncie la raya ya es un clásico», bromea. «Utilizamos la máquina, las tijeras y la navaja. Cada corte requiere de unos 35 a 40 minutos», apunta tras desvelar que, algún jugador, se desriza el pelo. Sin embargo, lo que más reconforta a los clientes que así lo requieren es el cuidado de su barba. «Piden, si vienen con tiempo, el afeitado clásico con toalla caliente aromatizada».

¿Presumidos?, «mejor cuidadosos», puntualiza Ortega.