Este miércoles en Mestalla la imagen de Gazprom se verá reflejada tanto en las camisetas del Zenit como en la publicidad oficial de la Liga de Campeones. La historia del primer rival valencianista esta temporada en la Liga de Campeones no se puede entender sin la intervención de la mayor compañía extractora de gas del mundo, que desde 1999 colabora en un club del que se hizo accionista mayoritario en 2005. Desde entonces, la errática historia del equipo de San Petersburgo, tradicionalmente ensombrecido por los clubes moscovitas durante la dominación soviética, ha protagonizado un punto de inflexión hacia los rutilantes fichajes, los títulos y la celebridad.

Gazprom ha aprovechado también la constante presencia mediática a través del fútbol para expandir popularmente su marca en países en los que proyecta su negocio. El Zenit, el antiguo equipo de los trabajadores de la industria armamentística de Leningrado, sólo es una pieza más en la red geoestratégica tejida a base de goles. El Schalke 04, el Estrella Roja y el Chelsea son otros de los ejemplos de la implicación balompédica de la mayor compañía rusa, privatizada pero bajo tutela del Estado en un 50´5 % de sus acciones y que presenta beneficios por valor de 5.399 millones de euros anuales.

Esta historia arranca en 1999, en una Rusia que se adaptaba del comunismo a un acelerado capitalismo con fuerte acento oligarca, y que había visto como las riquezas naturales (petróleo, aluminio, gas) de la extinta Unión Soviética eran subastadas a la carrera. En ese escenario aparece el ministro de Energía, Petr Rodionov, declarado hincha del Zenit, como principal artífice del acuerdo de patrocinio entre el club y una Gazprom que iba extendiendo su músculo financiero absorbiendo la mayoría de empresas gasísticas de la nación. Pero no sería hasta 2005 cuando Gazprom adquiriría la mayoría accionarial del Zenit por 40 millones de euros y se plantearía, en plena sintonía con Vladimir Putin, que el fútbol fuera una popular manera de proyectar internacionalmente la imagen de la marca.

Es entonces cuando el Zenit decanta a su favor la balanza del fútbol ruso, concentrando los mejores fichajes de su órbita (Tymoshchuk, Zyryanov, Pogrebnyak...) y rompe una sequía de títulos que se prolongaba desde 1984. Conquista las Ligas de 2007, 2010, 2012 y 2015, así como la Liga Europa de 2008 con episodios épicos como la goleada al Bayern de Múnich (4-0) en semifinales. Con el paso de los años la inversión en fichajes ha ido paulatinamente en ascenso hasta los 100 millones de euros que el Zenit pagó en 2012 por adquirir los servicios de Witsel y el goleador internacional brasileño Hulk.

La inversión de Gazprom en el Zenit ha sido lo suficientemente sostenible y prolongada para que el club no haya tenido la efímera emergencia de nuevo rico de otras entidades, como aquel Anzhi, ubicado en la conflictiva zona de Daguestán y que fichó a Eto´o, Roberto Carlos o Guus Hiddink. De hecho, el Zenit tiene proyectado un estadio que sustituirá el actual, vetusto y con poco aforo (22.000 espectadores), con un moderno recinto para 69.000 personas en la isla Krestovsky y que será uno de los campos oficiales del Mundial de 2018.

Schalke 04, Estrella Roja...

La apuesta exitosa del Zenit invitó a Gazprom a participar en otros equipos europeos. Los goles iban indisolublemente unidos a los negocios y a una constante presencia mediática con el escaparate del fútbol. Causó impacto el patrocinio, a partir del 2007, del Schalke 04, uno de los dos clubes de la populosa cuenca del Ruhr, de tradición minera. Con un acuerdo a razón de 20 millones de euros anuales, Gazprom asentaba así su presencia en Alemania, que no cabe olvidar que es el mayor comprador de gas ruso en Europa.

En 2010, Gazprom salvaría de la bancarrota a todo un histórico campeón de Europa como el Estrella Roja. Un pacto en el que no deben obviarse las negociaciones que la compañía mantenía para transportar gas a Europa sin tener que pasar por Ucrania. Una ruta que llega a Serbia pasando por Turquía, donde también se acordó la esponsorización del Antalyaspor. Otra pieza del rompecabezas ha sido, desde 2012, el Chelsea. Roman Abramovich, que mantiene excelentes relaciones con Gazprom, vio aumentar los ingresos del club para hacer frente al Juego Limpio financiero de la UEFA y con el trasfondo de las conversaciones para crear otra ruta gasística por el norte de Europa.

De entre todos los acuerdos de patrocinio quizá el más delicado ha sido con la UEFA, gestado en mitad de la tensión bélica por el control de Crimea y con el precedente la polémica elección de Rusia como organizador del Mundial 2018 por parte de la FIFA, con quien también ha firmado convenios de patrocinio.

Gazprom, con el fútbol, se ha convertido en una marca ya familiar para la mayoría de los aficionados del fútbol europeo, pero esa exposición pública a través del fútbol también ha multiplicado los actos de protesta de las organizaciones ecologistas contrarias a una firma que controla el 15 % de las reservas de gas del mundo. Así se pudo apreciar durante una rueda de prensa de Liga de campeones del Real Madrid en Copenhague, en 2013, donde activistas de Greenpeace desplegaron una pancarta mostrando la «tarjeta roja» a Gazprom por los efectos de su política sobre el Ártico.