El Valencia sigue a la búsqueda de una fórmula en la que se optimicen juego y resultados. El fútbol desplegado por los de Nuno Espirito Santo no ha convencido en lo que se lleva de temporada, pero el grupo ha ido formando su propia columna vertebral de referentes en los que se apoya el grupo para salir de su actual bache.

El partido contra el Granada fue una buena prueba. El juego del Valencia no abandonó su anarquía y funcionó a impulsos más individuales que colectivos, pero durante los 90 minutos varios fueron los jugadores que trataron de mantener elevada la moral animando, corrigiendo y aconsejando al resto de sus compañeros. Son los casos de Álvaro Negredo, Paco Alcácer, Dani Parejo y Shkodran Mustafi, que han cogido galones.

Más que una cuestión de veteranía, es el carácter el que aflora en situaciones de adversidad. Álvaro Negredo y Dani Parejo, capitán y con más años en el club, aportan la madurez de la experiencia. En cambio, Mustafi, de sólo 23 años, cumple su segunda temporada en el club pero ha dado un paso adelante en jerarquía con la salida de Nicolás Otamendi. Paco Alcácer, con 22 años, ha asumido protagonismo y es una voz respetada y valorada en el vestuario, con el intangible añadido de su procedencia canterana. A todos ellos hay que añadir a Javi Fuego, equilibrio táctico dentro del campo y al que los más jóvenes tienen como un ejemplo, y que partió desde el banquillo contra el conjunto andaluz. Se les suma, además, Diego Alves, que se mantendrá ausente por lesión hasta inicios de 2016.

El peor momento de Nuno

En el momento más bajo de popularidad para Nuno, repudiado por Mestalla incluso en las victorias, emerge el papel de los jugadores. Ante el Granada, pese a las pobres prestaciones, la comunicación entre los futbolistas fue permanente. La plantilla del Valencia, inmersa en una tendencia de constante rejuvenecimiento desde la llegada de Peter Lim a la propiedad, recicla también su equilibrio interno de poder. El rol que en otras épocas ocuparon los Ayala, Cañizares, Albelda y Baraja, apoyados por la veteranía de los Angloma, Djukic, Milla o Carboni, debe ser ocupado por una nueva generación. La primera crisis de la era Lim va a curtir también la madurez del equipo.