La mañana prometía ayer en la Ciudad Deportiva de Paterna. Las chicas del Valencia CF, que venían de perder en Bilbao y de ganar en casa al Espanyol saltaban al campo arropadas por una entusiasta afición que había preparado incluso una traca con globos y que iban ataviados con bombo y megáfono para empujarlas hacia otro triunfo.

El partido arrancó bien, con dominio de las locales y con alguna que otra ocasión, pero los nubarrones y los truenos que avisaban un temporal no iban de farol. Apenas cinco minutos después de empezar el partido, la lluvia hacía acto de presencia. Pero la cosa no se quedó ahí, poco después era la piedra la que empezaba a caer ante la sorpresa de las jugadoras del Valencia y del Santa Teresa. El arbitro, ante tal panorama, no lo dudó y mandó a todas a los vestuarios. Luego, las conversaciones de rigor, las salidas, con paraguas medio rotos por el viento, a ver cómo estaba el campo, y la suspensión. Falta ponerle fecha.