La motivación vuelve a ser máxima, retorna la Champions, de forma inconsciente el futbolista reacciona con una mayor ilusión. Se percibe en los rostros. El Valencia CF se presenta en Lyon con deberes atrasados, pero sin motivos para dramatizar tras perder el primer partido de la fase de grupos. Nuno cambió los hábitos en el último momento, tanto para reafirmar conceptos sin espías en su casa, como buscando ese cambio que te hace reaccionar. Y antes de subirse al avión con dirección a Francia, el Valencia entrenó.

Al final, el único camino para mejorar una situación es dedicación. Más trabajo. En el vestuario se percibía que deben aumentar la carga de trabajo a nivel táctico como equipo, lo consideran más importante a día de hoy que el estado de forma de un futbolista determinado. Y lo que nadie puede reprocharle al técnico es dedicación. Se retrasó el horario de salida para trabajar, y de ahí directos a la pista de aterrizaje. No les dio tiempo a algunos a cumplir con su rutina del café, con Nuno a la cabeza no había tiempo que perder. Un detalle lo tuvo el técnico portugués con el capitán, Dani Parejo, con el que aprovechó el trayecto de la terminal a las escalerillas del avión para conversar. Existe un diálogo fluido entre el capitán y el técnico, sobre todo cuando las malas sensaciones de juego y resultados se ponen encima de la mesa. A las dos partes les interesa ver al Valencia en la zona noble de la Liga y en la siguiente fase de la Champions, porque fue tan largo y costoso el camino para llegar que se resisten a tener un paso fugaz por la competición donde más brillan las estrellas.

Uno de los rasgos que caracterizan el manual de Nuno reside en la preparación de los partidos en función del rival con el que van a lidiar un duelo. No lo oculta. De ahí que por el estilo de juego del Olympique de Lyon, hoy se va a recuperar el trivote en el centro del campo. Javi Fuego, Enzo Pérez y Parejo son fijos en una alineación que recuperará el único delantero como referencia. Y el elegido es Negredo. Se ha debatido tanto sobre la conveniencia de jugar con uno o dos puntas, sobre la compabilidad o no del «Tiburón» con Alcácer que a veces se tiene la sensación de no sacarle el máximo brillo a los dos atacantes, pero también es justo admitir que no siempre la acumulación de jugadores ofensivos encuentra la respuesta de un mayor potencial en ataque, traducido en más goles a favor.

Hay partidos en los que Nuno trata de sorprender al rival, incluso lo ha logrado dentro de la plantilla con alguna alineación, pero no se esperan sobresaltos esta noche aunque él siempre presenta un once titular fundamentado con argumentos. Sin caprichos. Luego el plan puede funcionar o no, pero nunca el preparador luso anuncia una formación inicial levantando la mirada más allá del rendimiento deportivo que confía sacar, o buscando una manifestación o queja a sus superiores por la plantilla confeccionada. Quizá el desconocimiento puede llevar a equívocos, pero ni Nuno ni los futbolistas tienen dudas que se ha diseñado un equipo capacitado para alcanzar la fase de octavos de final de la Champions. La derrota en Mestalla ante el Zenit no permite volver a caer en Francia, aunque la caída inicial fue acolchada por el sorprendente empate entre el Lyon y el Gent, teóricamente el equipo más débil del grupo. Por eso nadie dramatiza, aunque si se consumara una segunda derrota sí que se activarían las alarmas. Y nadie lo contempla.

Las ligeras turbulencias vividas durante el vuelo no se quieren extrapolar al terreno de juego, donde desde Jaume a Negredo, pasando por el resto de convocados, se tiene una confianza absoluta en sumar los primeros tres puntos. La victoria allanaría el camino, antes del doble duelo ante el modesto Gent, pero sumar sería el primer paso importante. El cuerpo técnico tiene bien claro que es más fácil ir mejorando con victorias, aunque volver a perder hoy en Europa reabriría unas heridas que aún no están cicatrizadas totalmente. Esta noche no se puede fallar.