El Valencia había hecho lo más difícil en San Mamés y de repente se vino abajo. Se nota que el equipo tiene presión y que el ambiente no es del todo bueno. Eso lo podemos percibir los futbolistas. Con un equipo con mucha calidad, el equipo de Nuno rindió de una forma irregular, como si las cosas no le fueran del todo bien.
Como digo, el Valencia había conseguido superar un gran reto en la primera parte. Había salido un poco a dejarle al Athletic el peso del partido, a aprovechar contragolpes y demás. Bueno, sin pasar muchos apuros, y sin hacer mucho, logró esa falta al borde del área, perfecta para buenos lanzadores. Tiene buenos jugadores, como es el caso de Parejo, que marcó un gol fabuloso, de futbolista con clase.
Con el marcador a favor, el Valencia pasó a dominar el partido con más firmeza ante un Athletic que sufrió un bache durante un buen rato. El Valencia tenía de cara el partido, y durante ese tiempo le vio cómodo, moviendo la pelota con cierta facilidad, consciente de su superioridad técnica.
Con mejor juego que el Athletic, el Valencia tuvo la oportunidad de dejar sentenciado el choque al inicio de la segunda parte. Fue en esa ocasión de Negredo que podía haber dejado el partido totalmente encarrilado para los de Nuno.
A partir de ahí, sin embargo, el partido empezó a cambiar hacia el otro bando. Empezaron a llegar despistes defensivos en el Valencia, como si se estuviera poniendo nervioso. Estaba claro que el Athletic Club podía hacerle daño a balón parado, porque ahí es uno de los mejores equipos. Así, de esa forma, llegó el empate y el Valencia se vino abajo progresivamente. El tanto de Laporte le hizo realmente daño. Fue un tanto fundamental para que el encuentro diera un vuelco y el campo se inclinara hacia el campo valencianista.
El equipo de Valverde tiene muchas virtudes, pero sobre todo es muy peligroso a balón parado. Tiene muchos jugadores que van bien por esa vía. A partir de ese tanto, el Athletic se hizo dueño del partido y el Valencia se fue viniendo abajo, como si fuera consciente de que ya no podía ganar el partido, como si no se lo creyese.
Lo que más me gustó del Valencia fue su primera parte, supo aguantar las embestidas del Athletic. Había pocas ocasiones, y en la primera que le había llegado, se puso por delante en el marcador. Ahí, el Valencia estaba aprovechando el golpe moral para imponerse e ir a por todo. Parecía que tras el descanso iban a buscar el segundo, como en la ocasión clarísima de Negredo. Lo que le faltó es sentenciar.
Pero, como decía, el Athletic es muy peligroso a balón parado y consiguió un gol clave.
Luego se notó el desgaste de la Champions para el Valencia, la presión que está sufriendo el equipo. El Valencia se diluyó en el campo y el Athletic iba más fresco.
Negredo y Alcácer son jugadores diferentes. Juzgarles por un partido no es justo. Negredo tuvo la ocasión clarísima y no me parece justo cargar sobre él. No solo aporta gol, sino que juega de espaldas para la segunda linea.
Puede que haya cansancio físico, pero el problema más grande que tiene el Valencia es la presión. El ambiente no es bueno porque el equipo no para de arrancar. Todo eso se nota en el campo, en el equipo. El año pasado iba todo de cara. Como estuve la pasada semana en Valencia, quizá he notado más que realmente en el entorno hay presión. Igual es una lectura muy personal, pero yo lo he percibido.
Pero en el fútbol, con los resultados todo se da la vuelta. A mí me gusta realmente el Valencia. Tiene unos futbolistas impresionantes, y ante un equipo como el Athletic que aprieta mucho, se puede pasar mal. Lo peor, en este caso, es que tenía el partido encarrilado y de repente se ha desenchufado.
El sábado me acerqué al hotel a saludar al equipo por lo del aniversario de mi peña. De mi época en el equipo, lógicamente, no queda nadie.
Cuando suelo ir por Valencia, por motivos laborales, recibo un trato excepcional de la gente y de la Asociación de Futbolistas del Valencia.
