El Valencia ha decidido seguir adelante en su intención de construir su Ciudad Deportiva en el término de Porxinos, aunque con una importante variación con respecto a la idea original: el club ofrece a Riba-roja unas instalaciones sólo para el fútbol base, con el consiguiente beneficio para los niños de la comarca. El primer equipo seguiría, por tanto, en Paterna. Sólo las altas esferas de la sociedad valencianista sabe si también hay un proyecto urbanístico para parte del suelo de las actuales instalaciones colindantes al Parque Tecnológico.

De momento, la entidad de Mestalla presentará un nuevo Plan de Actuación Integral (PAI) para la zona una vez lo tenga definido, después de la anulación del anterior por parte del Tribunal Supremo el pasado mes de junio. Así se lo comunicó ayer el Valencia al alcalde de la localidad, Robert Raga, en la reunión que celebraron en el consistorio de la población del Camp del Turia. La delegación del Valencia, encabezada por su consejero delegado, Kim Koh, fue breve y concisa: «Ya tenemos en mente un nuevo PAI y os lo vamos a presentar», vino a decir. La respuesta del alcalde fue transigente. Aceptarán esos documentos para someterlos a estudio. Estamos hablando de «cuatro o cinco meses», según fuentes del gobierno de Riba-roja.

Apenas media hora duró la primera reunión sobre Porxinos que se celebra desde el fallo del TS. El encuentro resultó «cordial» y el Valencia manifestó su «seriedad y compromiso» para seguir con su hoja de ruta. Nada se habló sobre un asunto que planea sobre el ayuntamiento de Riba-roja desde que el TS anulase el anterior PAI: los famosos 20 millones de euros que en su día pagó el Valencia al consistorio como «favor» por trasladar allí su Ciudad Deportiva. El ayuntamiento ya comunicó en su día que no haría frente a su devolución en caso de que el club lo reclamase. Tal propuesta no se produjo ni se va a producir. Al menos, de momento, porque el Valencia sigue con su plan.

Una herencia para todos

A la cita acudían dos partes que el año pasado se encontraron con un problema que venía de anteriores gestiones. Un rompecabezas que el Valencia heredó del constructor Juan Soler y Riba-roja, del entonces alcalde del Partido Popular, Francisco Tarazona. No era ninguna banalidad, hasta el punto de que Peter Lim consideró el «asunto Porxinos» como una contingencia para cerrar la compra del club, hasta que el expresidente Amadeo Salvo negoció una tregua con los bancos propietarios del suelo. Estos podían reclamar los 160 millones de euros que pagaron por los terrenos urbanizables, convertidos de nuevo en rústicos tras el fallo del TS. Un descalabro millonario que sigue pendiente.

El PSPV de Raga forma, desde las pasadas elecciones, con Compromís y Podemos. El aterrizaje de la coalición de izquierdas se produjo tan solo unas semanas antes de que el TS fallase sobre la sentencia del TSJ de la Comunitat Valenciana que, en su día, anulaba el PAI ideado en su día por el expresidente del club de Mestalla Juan Soler, entre otras cosas por considerar la falta de recursos hídricos para «soportar» las 3.000 viviendas que se iban a construir junto a las instalaciones deportivas.

Con la confirmación del TS respecto a la ilegalidad del plan urbanístico, la plataforma Salvem Porxinos ganaba una larga batalla. Hasta ahora, Raga había asegurado desde la oposición „antes de conseguir el bastón de la alcaldía„ que su partido estudiaría la propuesta de un nuevo PAI, pero nunca junto a una urbanización de 3.000 viviendas.