La decisión del Valencia de presentar un nuevo Plan de Actuación Integral (PAI) al ayuntamiento de Riba-roja para construir su Ciudad Deportiva en Porxinos provocó ayer reacciones contrarias en el mapa político de la población del Camp del Turia. Mientras los dos partidos (Esquerra Unida y Compromís) que forman el tripartito junto al PSPV se muestran cautelosos a la espera de conocer las condiciones planteadas por el club de Mestalla, desde la antigua plataforma Salvem Porxinos critican duramente la postura del alcalde, Robert Raga (PSPV). Pero todos saben cuál es la razón de fondo por la que el consistorio está dispuesto a darle vía libre a un nuevo PAI en el suelo donde el Valencia quiere urbanizar junto a sus futuras instalaciones: los 22 millones de euros que planean sobre la población como un negro nubarrón. Ese es el dinero que el club de Mestalla puede reclamar, en cualquier momento, al municipio y que en su día pagó por las ventajas que le reportaría „al pueblo„ el traslado del cuartel general del Valencia CF. Suficiente razón para que el nuevo PAI pase el filtro municipal y se dirija a los despachos de la Generalitat Valenciana, donde se decidiría si es o no tramitable.

«Las dos partes abordamos el tema como un problema heredado al que hay que darle solución. Nosotros defendemos los intereses de Riba-roja», asegura el alcalde, Robert Raga. Compromís y Esquerra Unida siguen la misma linea: el ayuntamiento debe escuchar la oferta del Valencia para diseñar otro proyecto urbanístico sobre el suelo de Porxinos. «Como equipo de gobierno, vamos a escuchar las demandas del PAI. Sin tener herramientas para juzgar, no sabemos si puede ser viable. A lo mejor se retiran metros y buscan el agua (el anterior fue anulado por el TS «por falta de recursos hídricos», principalmente). Como gobierno tenemos que escuchar a todo el mundo», asegura el concejal de Urbanizaciones, Rafael Folgado (Compromís).

Menos flexible se muestra el concejal de Fomento Económico, Rafael Gómez (EU). «Mi opinión es que no queremos ningún PAI, ni del Valencia ni de ninguno. Es nuestra opinión. Eso no quiere decir que no se reciba al Valencia, que hagan lo que quieran. Nosotros tenemos firmado un pacto para que Porxinos se deje como está, pero tenemos que ver qué ofrece el Valencia. Aunque ellos ya saben lo que va a pasar. Yo no le veo recorrido, pero siempre hay que esperar a ver qué quieren, es lógico», asegura.

Las críticas llegan desde el partido Riba-roja Sí Puede, que participó en el Pacto de l´Ateneu que permitió a Robert Raga ser el alcade. Rubén Ferrer, exmiembro de Salvem Porxinos, la plataforma ecologista que bregó con éxito contra el anterior PAI, pide sentido común al recordar que los partidos de izquierda siempre se mostraron reacios a urbanizar en Porxinos. «Robert Raga ya incumplió en el pasado mes de julio el pacto al no iniciar los trámites de declaración de Paraje Natural tal como había firmado. Cualquier paso más en dirección contraria a lo acordado será la enésima violación de lo firmado haciéndonos dudar sobre la idoneidad de la elección del alcalde», dice.