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Off the record

Ahora sale Paco y marca

Ahora sale Paco y marca

Paco Alcácer no fue Paco Alcácer en el último partido que el Valencia disputó en San Mamés. El elegido, el alumno aventajado de Juan Sánchez y Roberto Soldado, el niño que se hizo hombre gritando goles en Mestalla y dedicándolos al cielo había perdido la alegría. Y, lo que es peor, el instinto. Cuando el «9» del Valencia recibe un pase medido en pleno corazón del área y en lugar de descoserla de empeine opta por un pase atrás, es que algo no va bien. Y eso fue precisamente lo que hizo el delantero de Torrent buscando a Rodrigo Moreno con una asistencia forzada cuando el equipo necesitaba su versión más egoísta y letal. Esa inhabitual elección supone una traición de Alcácer a su ADN y la prueba fehaciente de la falta de confianza que marca sus contadísimas apariciones desde el inicio de la 15/16. Nuno Espirito Santo, obstinado en su política de agradecimientos a Negredo por la obra de arte que pergeño en el Louis II de Mónaco para impulsar al equipo hacia la fase de grupos de la Champions League, ha encogido al killer. Como le ocurría a Rick Moranis en aquella delirante comedia de finales de los ochenta. El técnico portugués disponía hasta el parón liguero de una versión caricaturizada del punta que le salvó el gaznate con aquel inolvidable 2-3 en Almería no hace ni cinco meses. De ese Paco Alcácer nacido para el gol no quedaba casi nada. Hasta el pasado viernes.

Intrigado por esa tristeza que no se esforzó en disimular ante el Athletic, a principios de semana pregunté a su entorno más próximo por la situación anímica de Paco. El diagnóstico de algunos de los que viven muy de cerca su día a día coincidía. Fortaleza mental, desesperación por la impotencia que genera disponer de una o como mucho dos ocasiones por partido y, quizá lo más importante, hambre de gol con la Roja. Alcácer no afrontaba esta convocatoria a las órdenes de Vicente del Bosque como si fuera una más. «Sabe que si marca con España va a coger confianza y eso le puede servir para volver a ser titular en el Valencia», me explicaba alguien con quien el delantero habla a diario. Los planes salieron muy bien. Poco importa que el rival fuera la selección de Luxemburgo, número 142 del ranking FIFA igualada a puntos con Kazajstán. Cuando se trata de recuperar sensaciones, el rival que esté enfrente es más que secundario. Y Paco, que inició el partido en el banco como recambio del mediático Morata, se marchó de Las Gaunas con una sonrisa de oreja a oreja. No era para menos. Dos goles en sesenta minutos. Y ya van seis en los nueve partidos que ha disputado con España en esta fase de clasificación para la Eurocopa que se disputará en Francia el próximo verano. De suplente en Valencia a pichichi de la selección española. El subidón anímico con el que Paco Alcácer va a regresar a casa tras el trámite contra Ucrania es tremendo.

«Lo que está claro es que un delantero cuando tiene una mala racha lo que necesita es volver a hacer un gol? Sea con el culo, de rebote o con la oreja. En esa situación se necesita marcar un gol y yo lo he conseguido». Son declaraciones de Alcácer a Radio Marca tras el encuentro en Logroño. Buceando en la hemeroteca, no será sencillo encontrar algún entrecomillado tan explícito a cargo de Paco. Lógico. Las Gaunas supuso una liberación. Un oasis de llegadas, remates, desmarques de apoyo y ruptura en contraposición al desierto ofensivo con el que tiene que convivir en Valencia. Jordi Alba por la izquierda, Juanfran Torres por la derecha, los pases filtrados batiendo líneas de Cazorla y el genio Juan Mata? Lo del viernes fue como encerrarse un fin de semana completo en una suite del Villa Magna con tres ángeles de Victoria Secret tras una década de celibato. Do not disturb.

Al margen de la propuesta futbolística, derivada obviamente de la endeblez propia del equipo que estaba enfrente, Alcácer ha encontrado en Vicente Del Bosque lo que le falta en Mestalla: confianza. Para una persona como Paco „nótese que la palabra escogida es «persona» y no «jugador»„ hay detalles muy significativos. La convocatoria del seleccionador coincidiendo quizá con su momento más lúgubre en el Valencia encierra un elevado componente motivacional. Paco Alcácer se siente importante con España. Y eso se traduce en goles. Cuando se lesionó Morata, ¿cuantos de ustedes le dijeron a su vecino/a de sofá «ahora sale Paquito y marca»? Yo lo hice. Y seguro que muchos de ustedes también. Es muy probable incluso que miles de espectadores no valencianistas también lo hicieran. Ahora solo falta que Nuno sepa identificar la mirada de un delantero que siente la racha por dentro. Porque el sábado le puede hacer otro roto al Málaga.

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