Nuno y Negredo son dos personas con una gran personalidad, pero que el delantero juegue o no sólo es una decisión del técnico. ¿Quién es más orgulloso de los dos? La respuesta no sería nada fácil. Su ausencia hoy en la lista del Vicente Calderón puede considerarse coherente si su apuesta es la de salir de inicio buscando una picadura mortal al contragolpe, con Rodrigo de inicio y un segundo ariete en la recámara, pero la herida sigue sangrando. Pero Simeone tendrá a dos delanteros en el banquillo, por si necesita remontar con goles.
Quienes conocen a Álvaro tienen claro que su rendimiento se maximiza si recibe el cariño de su jefe, si se siente importante. Es muy importante conocer a la persona para sacarle todo su potencial. Y Negredo no es uno más, como refleja su currículo. Quizá por eso no puede ser tratado igual que el resto de sus compañeros, si él es uno más. Que puede interpretarse que no. Ese respaldo que el delantero no encuentra ahora, debe ir acompañado de un rendimiento óptimo, que Nuno no ve. Y si su apuesta, acertada o no, es la de enfrentarse al Atlético buscando una picadura al contragolpe con Rodrigo, quizá tener en la recámara a Alcácer puede parecer suficiente. Aunque no se puede obviar que la ausencia de Negredo ha sido ante tres rivales con un estilo de juego distinto, y su nombre nunca ha estado en la pizarra, ahí se defiende que no es una decisión deportiva.
La realidad no gusta a todos, pero la situación es muy peliaguda. Al técnico valencianista no le gusta que el ariete pueda airear sus desencuentros, pero ese principio de autoridad sólo le «sumará» a Nuno si su apuesta rinde. En el fútbol hay jugadores que quizá no caigan tan bien a la gente, a los que se les puede etiquetar como antipáticos, pero sobre el césped siempre responden. Esa es la única vía que puede salvar a Negredo: su rendimiento con goles sobre el pasto. Si el equipo genera ocasiones, claro.
No es casualidad que Negredo, De Paul y Vezo hayan sido otra vez los descartes técnicos. Nuno no se dejaría a ninguno de ellos en casa si sobre el césped fueran determinantes, pero también se debe exigir más a un futbolista cuyo traspaso ascendió a 30 millones de euros. Pero por encima de Nuno y de Negredo está el Valencia CF, léase el equipo, y hay unos códigos que deben respetarse al máximo. Una de ellas es el lavar la ropa dentro del vestuario.
El Tiburón puede creer que no juega porque discrepó sobre el juego de su equipo, si tiene duda el jugador „aunque no es el procedimiento habitual„ también tiene la puerta del técnico abierta y debe pedirle explicaciones. Uno no se las pide cuando juega, pero el caso actual requiere una solución, y la incomunicación no es el camino. Más allá de que en el curso pasado Nuno viera cosas de Álvaro que censuró, el futbolista las ha corregido, de no ser así, su enfado no tendría ningún soporte.
Al «7» se le quiere en el vestuario, es una situación que incomoda, y con el mercado de invierno tan lejos, sacarle el máximo provecho hasta entonces „si se consigue su venta, que no va a ser fácil porque Álvaro quiere brillar en el Valencia CF como hacía cada vez que se enfrentaba contra él con la elástica del Sevilla„ es una obligación.
