Enzo Pérez comenzó a jugar al fútbol por diversión, a los cinco años sus padres „Carlos y Mirian„ le apuntaron en el club Petroleros de El Bermejo. Ahí comenzó a escribirse la historia del centrocampista argentino, que ahora quiere recompensar lo que le ha dado el fútbol abriendo una escuela para los más pequeños en su pueblo, Maipú.

Hace unos años, el actual futbolista blanquinegro construyó unos campos de césped artificial en su ciudad, a disposición de todos, y con la módica cifra de un alquiler pueden organizarse partidos. Pero por su cabeza, poco a poco, se barruntó la opción de crear una escuela de fútbol aprovechando la infraestructura. Cuando se le comentó a Enzo, éste no dudó ni un instante. Bajo la dirección de su padre, los niños disponen de unas instalaciones de primer nivel para que los chicos se diviertan, y quién sabe si el futuro Enzo Pérez sale de «su» academia, a la que tanto cariño tiene.

Es inevitable cuando tiene conversaciones con su gente en Maipú, al abordar el camino duro que tuvo que recorrer para alcanzar la élite, recordar sus inicios. Sus padres le acompañaban a todos los lados cuando el fútbol era para él una diversión, pronto vieron que la relación que el pequeño Enzo tenía con el balón era especial. Era salir de la escuela y el argentino sólo buscaba una pelota, con la que pasaba todas las tardes. Algún disgusto le costó, ya que hubo un momento en que su madre le "quitó" el balón y sólo se lo daba si hacía sus deberes. La orden de Mirian se convirtió en regla: tras cumplir con los deberes que Enzo traía de la Escuela Antártida Argentina, se tomaba un té y a jugar. Nunca se cansaba, pero tampoco sus padres se imaginaban que algún día sería internacional con la Albiceleste o jugaría en uno de los clubes más importantes de Europa, como es el Valencia CF.

Carlos, padre de Enzo, jugó en el Deportivo Maipú y es un apasionado del fútbol, pero tras sus inicios en el Petroleros le llevaron al Banco Mendoza, paso previo para jugar en el equipo donde su «viejo» defendió la camiseta. No fueron conscientes de que podía convertir su hobby en profesión hasta los 15 años, cuando debutó con el primer equipo y Enzo, en una muestra de su personalidad, planteó en casa dejar los estudios para dedicarse en pleno al fútbol. Enzo militaba en Godoy Cruz a pesar de su juventud, y aunque fue difícil, lo aceptaron. El tiempo les dio la razón.

Enzo siempre está dispuesto a ayudar a su pueblo, como hizo tras el Mundial de 2014, regalando balones y material para las categorías inferiores. El Deportivo Maipú ha comenzado a construir una ciudad deportiva, que va a llevar su nombre, aunque ahí Enzo no tiene nada que ver. Se construirán cinco canchas, con sus vestuarios, pero un proyecto ajeno al de su Academia, donde forman a pequeños antes de a ir a jugar a un club más grande, soñando, por qué no, en que en breve salga otro Enzo Pérez? Así recompensa lo que el fútbol le da.