A quien no viera el partido, decirle que si sólo se fijan con el resultado se comete una injusticia. Excesivo para los méritos de unos y otros, pero Jaume mantuvo el tipo en un Valencia CF en el que entró casi por casualidad, y nadie le va a quitar de ahí. De no ser por él, y la fortuna en un momento clave que llevó a Roger a ver cómo el balón lo escupía el larguero, la llegada de Rubi habría agudizado la crisis en el conjunto blanquinegro, que no debe mirar a otro lado y sí meter el bisturí para seguir buscando soluciones. No mereció el Levante UD perder por un marcador tan abultado, pero un penalti de Rubén a Feghouli en el minuto 63, que aprovechó Paco Alcácer, enterró las opciones del equipo granota que transmite un descaro y sensaciones muy positivas de cara al futuro, a pesar de la amargura del presente.

Cuando en el minuto 3 de partido, Jaume se agrandó para repeler un disparo a bocajarro de Morales, se encendieron las alarmas en la zona blanquinegra de la ciudad, todo lo contrario de lo que reflexionaba la parte granota: «esto es otra cosa». Seguía latiendo poco el corazón valencianista, sin ideas en una zona de creación donde descansó Dani Parejo, transmitiendo una inseguridad alarmante cada vez que el esférico entraba en la zona de influencia de los centrales Santos y Rubén Vezo. Era la primera vez que jugaban juntos, sí, pero tampoco son dos inexpertos en la élite. Apuntaba el entrañable Paco Fenollosa por la mañana a un grupo de amigos, que cuando hay un cambio de entrenador la gente «reacciona», pero que eso no garantizaba la victoria. La ocasión inicial, en lugar de servir para activar al Valencia CF, lo que sí hizo fue llenar aún más el depósito de energía de la ilusión del Levante dirigido por Rubí. Poco se parece Lucas Alcaraz y Rubi en la forma de dirigirse a su equipo, la seriedad se ha enterrado por la sonrisa unida al atrevimiento, y así comenzó un equipo visitante que se encontró muy cómodo, tratando de rentabilizar los espacios al contragolpe.

Demasiadas imprecisiones por el bando local, falta de precisión y fortuna, en los azulgrana. Porque el segundo aviso también tuvo la firma del Levante UD, Roger tocó un buen centro de Toño, pero el esférico se levantó demasiado para que lo escupiera el larguero, con Jaume sin poder hacer nada.

La sensación, que no el resultado porque nadie le había dado trabajo al encargado de mover el marcador, era de control levantinista, despojado de la tristeza que destilaba con su anterior técnico. Pero el fútbol son goles, que marcaron Feghouli y Alcácer, invalidados por fueras de juego en los que el árbitro asistente necesitó sacar la escuadra y el cartabón. Acertó en las decisiones. Pero lo que no sabían, era lo que ambos iban a hacer más tarde los dos, que no querían quedarse con la sensación de no celebrar un gol. En la grada, uno tenía la sensación de que el Valencia CF no jugaba prácticamente a nada, sin expresar sobre el césped una propuesta válida, con el «potencial» en el vestuario. Conforme se acercaba el partido al descanso, comenzaba a dar señales de vida. Le sonreía el resultado „empate a cero en esos instantes„ y Enzo Pérez logró escaparse a las provocaciones de Juanfran buscándole la expulsión, al ser ya amonestado.

Ha tenido poco tiempo Rubi para trabajar con su equipo, pero transmite señales muy positivas. Lograban trenzar bien las acciones de estrategia, pero les faltó puntería. El descontento de Mestalla era generalizado, de ahí que al ver cómo no se reaccionaba, la afición comenzó a criticar a Nuno, que tras una parada de Jaume con el pie a disparo de Toño, gesticulaba al ver que no se activaba el buen juego que anhela para «su» Valencia. Volvía a perdonar el equipo granota, y eso mantenía con vida a un conjunto valencianista, que prácticamente de la nada, se adelantó al materializar un penalti señalado a Rubén por el ímpetu de Feghouli.

Uno de los mensajes que traslada el técnico cuando no se elabora un buen juego y se llega en cuentagotas, consiste en buscar el gol probando con algún disparo lejano. André Gomes, un chico que se caracterizaba en su adolescencia por escuchar a los entrenadores, se acordó y sacó un derechazo que no pudo blocar Rubén, y cuando le persiguió, «derribó» a Feghouli dentro del área. Protestó mucho el meta visitante, provocando debates en la grada. Paco Alcácer no perdonó. Y ahí, se desactivó el prometedor Levante UD de Rubi. O para ser más justos, cinco minutos después cuando volvió a aparecer Jaume para levantar el muro y desviar un potente disparo lejano. Era la última señal de vida, que no fueron pocas en Mestalla a pesar de las dudas del equipo local, ya que luego se sucedieron ocasiones para el bando del cuestionado Nuno „la grada no le perdona, criticándole al final del partido también„ y se fue hinchando el triunfo, cuando Feghouli empujó desde la misma línea de gol una pillería de Alcácer, que no desaprovechó el mal pase atrás de Juanfran y superó la salida del cancerbero Rubén. Nadie le iba a cuestionar ya al Valencia CF el triunfo, Mestalla incluso pudo disfrutar con un golazo de Bakkali desde la frontal a un tiro cruzado que fue lo mejor de la tarde para los locales.

La victoria era muy necesaria para los dos equipos, cada uno con un objetivo bien diferente, aunque cayó de lado blanquinegro, que a pesar del 3-0 no puede salir a festejarlo ni presumir, ya que aún tiene mucho trabajo por delante para ser el que refleja su nivel, como el Levante UD, que recobra el pulso.