El Valencia venía de haber perdido en Europa, con una racha negativa, con problemas internos que han saltado a la luz y el Celta, en cambio, rendía a un grandísimo nivel. Había goleado al FC Barcelona, había puesto contra las cuerdas a todo un Real Madrid.
El Valencia con una extraordinaria eficacia, con cinco goles prácticamente en seis disparos, goleó a placer a un Celta que, en mi opinión, jugó el peor partido a nivel defensivo de todos los que le he visto esta temporada, con errores individuales de consideración. De eso se aprovechó un Valencia que hay que decir que no estuvo brillante, que notó que todavía sigue lejos de su mejor nivel pero al que le bastó con la solvencia contrastada de Parejo y Paco Alcácer, que firmaron realmente un partido extraordinario. En particular, el nivel de Alcácer me parece espectacular, y está llamado sin duda a ser el delantero referencia de este Valencia. El primer gol de Parejo acabando la primera parte y el segundo tanto de Alcácer nada más arrancar la reanudación, en momentos tan psicológicos, condicionaron mucho el encuentro.
Esta goleada, y con el parón que viene por delante, le va a venir bien al Valencia para tranquilizar ánimos y coger confianza. Pero se caerá en un error si piensa que con este 1-5, tan contundente, todos los problemas han acabado. Pese al marcador en el césped de Balaídos se vieron todavía muchas deficiencias estructurales que, con tiempo, trabajo y resultados seguro que se pulirán por la calidad de la plantilla y el apoyo de la afición, pero que conviene acometer. Es un problema que el equipo muestre que esté todavía en construcción o por definirse ya con el campeonato empezado.
Me sorprende porque el año pasado el Valencia era un equipo muy fiable y reconocible. El entrenador es el mismo y los jugadores le conocen. Desde la distancia es chocante. Quizá falta un jugador referencia que mantenga ese molde, puede que se noten ausencias como la del lesionado Diego Alves o la de Otamendi. Jaume y Mustafi lo están haciendo muy bien, que quede claro, pero me refiero al intangible del liderazgo natural de algunos jugadores, del paso al frente que dan, de la seguridad y motivación que despiertan en el resto del equipo. En todos los conjuntos hay esa clase de futbolistas. En mi época en el Valencia tenía a Camarasa, Giner, Zubizarreta, Roberto... Transmiten carácter, genio. En momentos determinados hacen falta y quizás el Valencia ahora adolezca de ellos.
Uno de los problemas preocupantes es la polémica entre Nuno y Negredo, cuyas diferencias han pasado a la opinión pública. Son controversias que no suelen tener una solución fácil. En cierto modo se podría parecer al pulso que, en mi época en el Valencia, tuvieron Luis Aragonés y Romario. Salvando las distancias entre los dos casos y los caracteres de cada uno, claro. Ahora convendría que la polémica no se alargase en el tiempo porque lo que hace es enquistar una situación complicada y que normalmente siempre se rompe por el mismo sitio. Los resultados pueden acompañar pero ese problema persistirá mientras no se solucione. Pasé tres años fantásticos y tengo un gran aprecio por ese club, por su afición y por esa tierra. Le deseo lo mejor al Valencia en el futuro.
