«¿Cómo estás?», «¿qué tal?» Esas son las dos preguntas que más veces escuchó ayer por la tarde Shkodran Mustafi en su vuelta al trabajo. El alemán, con pocas ganas de entablar conversaciones, se limitaba a un «bien», o, «mejor» para zanjar el diálogo. Sólo con Paco Alcácer, que con España regresó de Bruselas sin jugar por la amenaza terrorista que existía si se disputaba el encuentro, alargó el diálogo. Mustafi quiere pasar página. Olvidarse de la que considera peor experiencia de su vida. «No tengo la cabeza para hablar de estas cosas», zanjaba mientras algunos de sus compañeros confesaban haberlo visto «afectado» por la situación vivida.

El alemán de origen albanés quiere refugiarse en su trabajo, y llegar bien preparado al partido del sábado contra Las Palmas. Necesita pasar página. Aunque será difícil. Desde el banquillo del estadio de Francia, donde su selección jugaba contra la anfitriona, escuchó los disparos y tiroteos que en los aledaños del campo se produjeron el viernes por la noche. Un ataque terrorista que obligó a la expedición alemana a pasar la noche encerrada en el estadio. Una situación que, sin duda, generó a los futbolistas un estado de miedo indescriptible. Una tensión acumulada desde primera hora de la mañana ya que, la selección ya había sido desalojada de su hotel de concentración por una amenaza de bomba.

El sábado, Mustafi viajó con sus compañeros a Frankfurt. El martes estaba previsto en Hannover el amistoso entre Alemania y Holanda. Un partido que, una hora y media antes de disputarse y por razones de seguridad , fue cancelado. Ayer, a las dos del mediodía y en un vuelo procedente de Zurich, Mustafi llegaba a Valencia. El central, que utiliza las redes sociales para comunicarse con sus seguidores, ha cambiado su foto de perfil y ha puesto una imagen en la que se le orando. Mustafi es musulmán. En Instagram, la última foto compartía es de un fondo negro. «En Valencia,. Haciendo lo que amo que es entrenar duro», escribía.

En el entrenamiento, donde suele ser uno de los jugadores más bromistas, el jugador se mostró algo retraído, mientras sus compañeros se acercaban a él con cariñosos gestos para arroparlo y hacerle olvidar, o maquillar, los episodios vividos en su selección. Alcácer, por su parte, se mostró dicharachero y con la sonrisa, de nuevo, recuperada. En Valencia buscan pasar página.