Las sensaciones que ofrece el Valencia, sin ideas, ni patrón de juego, son mucho más preocupantes tras los tres primeros meses de competición que sus cifras y registros, ya que el equipo no se ha descolgado de la zona alta de la tabla clasificatoria.

Para tratar de enmendar esta situación, el Valencia tiene por delante tres encuentros que coinciden en presentar una complicación especial.

De entrada debe buscar la clasificación el martes en la Liga de Campeones con una visita al Zenit, líder invicto de su grupo, en San Petersburgo.

A continuación visitará al Sevilla que, a pesar de estar también en horas bajas, siempre le crea problemas al equipo valenciano, y a después recibirá al Barcelona en Mestalla, un equipo que acaba de demostrar en el Santiago Bernabeu ante el Real Madrid un potencial excepcional.

El encuentro empatado este sábado ante Las Palmas se convirtió en un ejemplo claro de impotencia ante un equipo recién ascendido, pero superior tanto en lo futbolístico como en la capacidad para crear ocasiones de gol.

En el milagro de que Las Palmas no ganara en Mestalla tuvieron mucho que ver las paradas del joven Jaume Doménech, el futbolista más en forma del Valencia en la actual temporada.

No ha sido el Valencia-Las Palmas el primer encuentro de esta campaña en la que el conjunto que entrena Nuno Espirito Santo se ha mostrado como un equipo sin vida y a merced del rival.

Situaciones muy similares se dieron, por ejemplo, en la visita liguera al Espanyol o en el reciente encuentro de Liga de Campeones contra el Gante en tierras belgas.

La contundente victoria lograda hace dos semanas ante el Celta en Vigo por 1-5 acalló muchas críticas contra el juego que despliega el Valencia, pero los hubo que consideraron que el resultado era un espejismo al haberse obtenido más por efectividad que a base de buen fútbol.

¿A qué juega el equipo? Es una pregunta latente en torno al Valencia desde los tiempos de la pasada campaña en los que la efectividad y los resultados eran favorables y llevaron al conjunto valenciano a clasificarse para la Liga de Campeones.

Sin embargo, la desazón que produce el juego del Valencia queda muy amortiguada si se mira la clasificación, ya que aunque los números no son tan favorables como los del año pasado, el equipo, en función de la tabla, tiene opciones de estar arriba.

Tras la disputa de las primeras doce jornadas del pasado campeonato y con un bloque bastante similar al de la presente campaña, el Valencia era cuarto con veinticuatro puntos a seis del líder real Madrid. Había marcado veinticuatro goles y recibido once.

En la actualidad, el equipo valenciano tiene cinco puntos menos, pero se mantiene en la lucha por las posiciones de competiciones europeas.

Por lo que respecta a los goles, el actual Valencia lleva siete goles menos de los que logró a estas alturas en el pasado campeonato -diecisiete frente a veinticuatro-, pero ha recibido dos tantos menos que hace un año -once frente a los nueve de la última Liga-.

Por ello, el Valencia necesita hacer un esfuerzo para recuperar el ritmo clasificatorio del pasado campeonato, pero sobre todo le hace falta para encontrar una dinámica de juego que permita la reconciliación del equipo, pero sobre todo del entrenador, con la grada de Mestalla.

Nuno ha afirmado que el primer objetivo es corregir errores y seguir con el trabajo para ganar partidos, pero también debe mejorar las prestaciones del equipo sobre el césped.