En San Petersburgo el Valencia vuelve a examinarse. El equipo viaja para jugar e intentar ganar al Zenit, pero sobre todo, para tratar de reencontrarse con él mismo. Lo necesita. El Valencia ha perdido su identidad y, en una temporada con dientes de sierra, la confianza en lo que hace.

El equipo de Nuno, ante Las Palmas, a pesar de ponerse por delante en el marcador con el gol de Paco Alcácer, desconectó, estuvo a merced del rival y no fue capaz de imponer su personalidad en casa.

El grupo, a pesar de llegar a Mestalla pletórico tras la goleada al Celta, naufragó y divagó para, en la recta final del partido, vulgarizarse ante todo un recien ascendido. La afición, con sus pitos, demostró su enfado y por qué no, preocupación

En la Champions, el equipo de Nuno busca su rehabilitación. Urge encontrarla. Ni los jugadores tienen ya explicaciones para justificar lo que está pasando. Se trabaja pero los resultados no llegan y eso está provocando que la base no sea sólida y se cuestione todo lo que se haga. En un partido, defienden, la mente debe pensar muy rápido para actuar y, cuando hay dudas, detenerse a pensar dos segundos más que el rival puede ser clave.

Ayer, en la vuelta al trabajo tras un empate digerido como si de una derrota se tratara, Nuno se mostró cabizbajo y abatido. Junto a su cuerpo técnico, el técnico dirigió una sesión en la que sólo participaron ocho jugadores (De Paul, Enzo, Santos, Danilo, Bakkali, Orban, Rafa Mir y Ryan)