Jugar con riesgo, significa lanzar una moneda al aire, cuyo rostro te puede sonreír o dar la espalda. Por potencial, el Valencia CF no debió presentarse en San Petersburgo con la mayoría de deberes por hacer, estadísticamente todo alumno que sólo estudia al final, suspende. Aún hay vida, pero en cualquier grupo, presentarse en la última jornada teniendo aspiraciones de acceder a los octavos de final con solo seis puntos, es una utopía. Y ahí radica uno de los problemas a la hora de revisar por qué el equipo blanquinegro ha llegado a esta situación al límite. Tener al alcance de la mano todos los objetivos de la temporada ha impedido quizá realizar un examen más exhaustivo detectando problemas a los que urgía una solución. Ahora, quizá, puede ser ya tarde.

Había que ver qué actitud iba a presentar el Zenit, con los deberes hechos, y desde el primer minuto se vio que querían prolongar su idilio con la victoria. Querían ganar. El Valencia CF adobaba el balón a lo lejos de la portería defendida por Lodygin, se encontraba cómodo así como todo el mundo vio en el partido de Mestalla, y aunque no fue Hulk quien marcó, si no lo hizo es porque no era necesario. No es un futbolista fácil de defender en los duelos individuales, es cierto, pero había que buscar una solución no dejando sólo a Cancelo, porque quedó retratado. Le ganó la espalda en varias ocasiones, lo dejaba atrás con toques sutiles, y sólo en excepciones recibía ayudas. ¿Por qué no se creó una telaraña entorno a él? Tampoco era cuestión de dejar al resto a su aire, pero uno comprueba partido tras partido que al equipo le falta mucho trabajo táctico a todos los niveles.

Es para llevarse a las manos comprobar cómo eres una de las defensas menos goleada de la Liga con los problemas e inseguridades que transmites. Sin Mustafi, el enfermo empeora un poco más. Gayà sacó un balón sobre la línea de gol hasta que Shatov batió a Jaume. Desde la distancia Paco Alcácer se desesperaba, pero a la vez era el único que parecía dar señales de vida, ya que cada vez que asomaba la cabeza por el área rival lo intentaba. Hubiera sido injusto que uno de esos desmarques que traza con sigilo acabara en gol, por eso no marcó. A Nuno no le gustaba lo que veían sus ojos, por momentos el Zenit jugó con el Valencia CF como si se tratara de un juguete roto tocando y tocando, corriendo siempre por detrás de los Witsel, Danny, Hulk y compañía. Sólo en los últimos minutos del primer tiempo recuperó el corazón latidos, en dos pases al área que atrajo Alcácer en situaciones incómodas para el remate. ¿Servirían de reacción? Había que esperar al segundo acto para comprobarlo. Debían mejorar mucho.

De primeras se generó un debate sobre quién iba a tener más posesión de balón. Aunque a la mínima ocasión Hulk no dudaba entreverse a sorprender a Jaume incluso con un lanzamiento directo de córner. Al «Gat» de Almenara es difícil que le cojan con la cabeza en otro lado, y voló para desviar a córner. Viendo que el mensaje del descanso no tuvo un efecto revulsivo, que despertara al aletargado Valencia CF, sólo había que recurrir a mover piezas o un cambio de sistema, y Nuno optó por lo primero.

La entrada de Santi Mina, sentado de inicio por un juvenil, requería que pusiera en beneficio del colectivo esa pizca de rabia que saca un jugador competitivo cuando no le gusta una decisión del entrenador, pero lo primero que se encontró fue un remate de Garay que casi sentencia el choque. A Mina le anularon un gol, por lo que no fue suficiente.

Desde el banquillo Nuno pedía a sus jugadores en las acciones a balón parado que arrollaran a la zaga local, buscando ese gol que les diera más vida. Si hubiera podido habría saltado él al césped a rematar. Era un gesto que combinaba necesidad con rabia al ver que su plan no funcionaba. Es cierto que habían logrado inclinar el campo a su favor, pero en eso apareció el imponente Hulk para iniciar un contragolpe que acabó rematando a placer Dzyuba, apagando la última vela que quedaba por apagar. A partir de ahí todo se agravó, Vezo fue expulsado y lo que no permitió Gayà fue que Hulk le humillara, de ahí que le cortó un balón y se encaró. Ya era demasiado, pero el Valencia comienza a quedarse sin pulso.