Pasado el éxtasis de una de esas noches mágicas que de tanto en tanto regala Mestalla (el ambiente vivido frente al Barcelona está al alcance de muy pocos estadios) me veo en la obligación de reivindicar el papel de la grada. Lo dijo Voro nada más acabar el partido en su rueda de prensa «han sabido entender hoy nuestro planteamiento». No cabía duda que la grada iba a empujar a poco que los once protagonistas que vestían de blanco demostraran compromiso. Mestalla realmente jamás pidió nada más, compromiso. Ya sea de quien juega o de quien dirige.
La etiqueta de afición irascible e intolerante por querer estar a la altura del Madrid y del Barcelona es una falacia lanzada por opinólogos a más de 350 kilómetros de distancia. Generalmente una etiqueta que supone una mayúscula falta de respeto realizada por «sociólogos futboleros» que jamás en su vida han pisado Mestalla diez partidos consecutivos. Un cliché que supone un insulto por parte de quienes no tienen tiempo„ni les preocupa lo más mínimo„ para acabar sacando conclusiones apoyadas en un simplismo reduccionista y en falacias del calibre de «Mestalla pitó incluso a Benítez». Tan extendido en la prensa nacional como falso. Sólo conociendo de verdad qué es Mestalla y su idiosincrasia se la puede entender sin ofenderla. Mestalla es capaz de silbar tras ganar 3-0 y dejarse el alma con su equipo perdiendo 0-1 para explotar de júbilo con una igualada final. Complicado de entender para un foráneo, aunque una vez dentro el jeroglífico no parece tan irresoluble.
Y creo que empieza a cogerle el punto a todo esto Layhoon. Escuchando atentamente el discurso del lunes de la presidenta barrunto (impresión personal) que ya comienza a entender que se silbe una victoria y se aplauda un empate. Ese silogismo, carente de toda lógica en la perspectiva empresarial ya no le sorprende a la máxima mandataria valencianista. Está en el día a día y es inteligente „por algo es la socia de Lim, ahí no llega cualquiera„ y ya comienza a tener claro que el fútbol no es un negocio al uso como cualquier otro de los que componen el holding de Mériton.
Ya sabe que el poder absoluto que se le entregó a Mendes es pernicioso y objetivamente dañino. Otra cosa es hacérselo ver a Lim. Creo que Layhoon intuye que Lim aún no ha interiorizado algunas aristas de este tinglado y va a necesitar algunos tropezones más en el camino para abrir del todo los ojos. De no ser así, no se entendería jamás un fichaje de tanto riesgo como el de Gary Neville. Ojalá les salga bien.
