­Bajo la nostalgia ocre que remite a los tiempos de Ernst Happel, el actual Rapid de Viena aparece como un conjunto joven y emergente, en la línea de ascensión del fútbol austriaco. La selección nacional ha regresado a una fase final de la Eurocopa nutriéndose de la base del Rapid, del Austria Viena y del Salzburgo, el equipo que reabrió la senda competitiva internacional del país llegando a instancias respetables como los dieciseisavos de final de la Liga Europa de la campaña 2013/14.

La superioridad teórica del Valencia no se discute, como tampoco se dudaba del favoritismo blanquinegro en el grupo de Liga de Campeones respecto al Zenit, el Gante y el Olympique de Lyon. A las cautelas internas se añaden otras señales que colocan al Rapid como un rival a considerar. El equipo de Zoran Barisic, irregular en su liga, donde es tercero, ha quedado por delante del Villarreal en su grupo, y también mostró su potencial en las eliminatorias previas de la Liga de Campeones, en las que apeó a un histórico como el Ajax y en la que un remate al poste evitó que se eliminara al Shakhtar en el último cruce (0-1 en Viena, 2-2 en Ucrania).

De primeras, toda predicción queda suspendida en el aire por el factor temporal, por el estado de forma en el que el imprevisible Valencia a la cita, a mediados de febrero, a expensas de que Gary Neville se haya asentado en el cargo y haya hecho evolucionar a su equipo. Los tres meses que separan al cruce son claves también en el Rapid. La competición en Austria se detiene durante un mes y medio por el invierno y el equipo de Zoran Barisic recargará pilas con una minipretemporada templada en la costa mediterránea. El Rapid ha llegado a diciembre con síntomas evidentes de fatiga después de estar compitiendo desde inicios de agosto y tener que librar varias eliminatorias previas de Liga de Campeones: «En la doble confrontación contra el Villarreal en la fase de grupos no se vio al conjunto que sale a correr, presiona en campo contrario y exige físicamente a su rival. Contrariamente a su estilo, se le vio más replegado», aseguraba ayer el analista de fútbol austriaco Rafa Escrig a Levante-EMV.

Baja de Schaub, el pequeño genio

Por definición el Rapid es un conjunto áspero, un rival correoso. Muy trabajado tácticamente, se siente cómodo sin la posesión del balón y llega al ataque en transiciones rápidas, con pocos toques y estirando una primera línea de presión muy agresiva. Apuesta por mantener la pelota todo lo lejos que puede de su propia portería. Contra el Valencia con toda probabilidad no estará su mejor jugador, Louis Schaub, un mediocentro ofensivo diestro de 20 años, muy fino técnicamente „luce el 10„, y héroe con dos goles en la eliminación del Ajax en agosto. Estará de baja hasta abril tras romperse el tobillo la semana pasada: «Es un pequeño genio», apunta Escrig, «y ya estaba siendo seguido muy de cerca por los equipos grandes de la Bundesliga», que tienen en el campeonato austriaco uno de sus principales caladeros.

Schobesberger es el encargado de sustituir a Schaub, que completa la tripleta de mediapuntas junto al zurdo Kainz y el veterano alemán Hoffman, de 35 años. En ataque Matej Jelic, delantero croata fichado este año del Zilina, no ha hecho olvidar de momento el recuerdo de Beric, traspasado al Saint Etienne en la semana final del mercado de verano. La referencia es Phillip Prosenik, ariete de 22 años, con un breve pasado por la cantera del Milan y que no acumula grandes cifras goleadoras pero que juega muy bien de espaldas y habilita la llegada de centrocampistas. De hecho, los goles están muy repartidos. El equilibrio en la medular lo aporta Thanos Petsos, mediocentro griego (nacido y criado en Alemania) de 24 años, muy físico y con gran capacidad táctica para cubrir los huecos que dejan sus compañeros.