Cuando yo era muy pequeño / me llevaron al Mestalla, / fue mi padre / y se lo he de agradecer. / La pasión por el Valencia, / la afición que nunca falla/ es mi historia, como yo empecé a crecer. / ¡Amunt Valencia!Honor y gloria./ Nuestro pasado nos da poder./ Nos da el camino a la victoria / en un eterno amanecer./ Defendiendo mis colores / con orgullo y con nobleza, / muchas voces,/ pero un solo corazón./ Lucha Valencia, lucha / con tesón y con fiereza / que mis hijos / seguirán la tradición».
Esta canción que he compuesto, que algún día verá la luz, explica claramente mis sentimientos por un club que es símbolo de mi tierra y forma parte de mi vida,con sus momentos brillantes y con los otros€ Precisamente ahora no pasamos por los de más claridad. Se maneja mucho dinero en el fútbol y no siempre los intereses son deportivos. Al fin y al cabo, el fútbol, con el poder que tiene, no es ni más ni menos que un reflejo del mundo en que vivimos, de cómo somos: egoístas, mezquinos, codiciosos, altruistas, abnegados, dadivosos€ Vamos, que tenemos de todo ¿Que por qué digo esto que parece tan evidente? Porque necesitamos una férrea y constante autocrítica, porque tenemos lo que nos merecemos, políticos, banqueros, equipos de fútbol, etcétera€
Dicho esto, no me importaría reflexionar sobre el resorte de la acción. Por ejemplo: ¿Qué es lo que le lleva a una persona a querer ser presidente de algo? ¿O a ser árbitro? ¿O a ser fan de este y no otro artista? ¿O hincha de un determinado equipo de fútbol? Hay miles de razones, culturales, por tradición, sociales€ Cada uno tiene las suyas. Precisamente de esa diversidad surge el reto de intentar trabajar unidos para hacer una labor de verdadero equipo para sobrevolar las adversidades. También necesitamos dirigentes que empaticen con la afición ¿De qué estoy hablando? ¿De la vida? ¿Del Valencia? Ahora mismo no distingo una cosa de la otra. Sólo espero que mis hijos mantengan encendida la llama€ Amunt Valencia!
*Cantante de Seguridad Social
