Peter Lim (Singapur, 1953) reflexiona con un tono pausado y paciente, distinto a las pulsaciones aceleradas que marca un negocio como el fútbol. En sus palabras no acaba de abandonar la timidez que lo caracteriza. Un perfil discreto, de segundo plano, con el que se siente cómodo, apartado todo lo que puede de los focos. Por primera vez desde que accedió a la propiedad del Valencia, Lim ha hablado. El magnate singapurés, en declaraciones ofrecidas al propio club en su última estancia en Valencia, ha analizado los pormenores de su primer año en Mestalla. Una etapa breve pero profundamente intensa, con picos cambiantes de euforia y depresión de los que intenta alejarse, para fijar la vista en el largo plazo, con el objetivo de dotar al Valencia de la misma lógica empresarial imperante en el resto de sus multinacionales.

En su argumentario destaca un mensaje, el de la «paciencia» hacia un proyecto alterado con la crisis de resultados de esta temporada que ha desatado las primeras críticas, contra las que se defiende: «Todos queremos el bien del equipo. Creo que es muy injusto que algunos digan que no estamos tratando de hacer lo mejor para el club. Hemos invertido mucho dinero, hemos venido aquí y estamos dando lo mejor de nosotros. A veces cometemos errores, porque aún estamos aprendiendo, pero esperamos que la afición entienda que, al final, queremos que el Valencia sea un gran equipo». Por ese motivo, Lim insiste en la importancia de la «apasionada afición» para apoyar a un equipo «muy joven».

«Creo que con este grupo podemos tener un equipo formidable dentro de 2 ó 3 años. Lo único que necesitan es jugar juntos algunos años más», asegura Lim, trasladando la lectura de que el bloque actual se mantendrá, para hacerlo madurar, y que no se esperan cambios profundos en la planificación del plantel. La juventud del equipo se contempla como la base para el futuro: «Cuando entro en el vestuario, son como mis hijos. Son jóvenes, amables, les veo con cariño y calor. Pero por la presión inmensa que tienen, nos es fácil asumirlo cuando tienes 18, 19 ó 20 años. Esto lo entiendo, y quiero que los jugadores sepan que entiendo esto muy bien. No voy con ellos porque pagué mucho dinero, tipo 'si no ganas algo te echo fuera'. Mi mensaje para ellos es seguir esforzándose y no tener miedo. Si hacen mal partido, no es para estar tristes. Es cuestión de levantarse y volver a pelear».

Lim también defiende la decisión personal de apostar por su «buen amigo» Gary Neville y destituir a Nuno Espírito Santo. Ante el demostrado error que supuso ampliar el contrato del técnico portugués hasta 2018, Lim contrapone el carácter interino de un Neville con un «conocimiento tremendo del fútbol». «Creo que la decisión de cambiar el entrenador nunca es alegre. Es una necesidad. Dada la situación, primero elegí a Gary no porque es un buen amigo, sino porque es un buen entrenador que por casualidad es un amigo. Tengo que hacerlo entendible a todo el mundo que vi en él un gran potencial, le conocía desde hace mucho tiempo y su conocimiento del fútbol es tremendo. Es un comentarista de élite en el Reino Unido», asegura Lim, que recuerda que Neville «no sólo ha sido entrenador asistente con la selección inglesa» sino que en su carrera como jugador «ha aprendido mucho con sir Alex Ferguson sobre cómo gestionar a los jugadores».

La continuidad de Neville no queda, en palabras de Lim, garantizada: «Para ser el entrenador interino durante el resto de la temporada, creo que cuadra conmigo y creo que convendrá al club muy bien tenerle al mando durante este periodo, y ya decidiremos a partir de allí», indica Lim, que no hace referencia a la influencia que ha ejercido hasta el momento en el club el agente „y amigo personal y socio empresarial„ Jorge Mendes.

En el primer «emocionante» año al frente del Valencia, Lim reconoce haber experimentado un «aprendizaje enorme» por «la pasión de la afición» y «el gran club que es el Valencia». Lim ve cumplida su primera prioridad: «Lo que más feliz me hizo fue que la estabilidad económica del club ya está muy muy clara», en alusión a la capitalización de los 100 millones de euros que prestó inicialmente al club: «Las bases están. Aún estamos en el camino, pero definitivamente ha sido nuestro logro más importante. Hemos estabilizado la situación con los bancos y con todos los acreedores, y la posición de liquidez del club» que permite una disposición económica «para competir a un alto nivel».

Lim incide en la necesidad de encontrar «un modelo sostenible» a largo plazo «sin estresar el sistema» porque el fútbol «requiere mucho dinero» y los jugadores «sobran mucho dinero».