El Valencia no fue campeón de rebote en la temporada 70-71 como han pretendido dejar para la historia los cronistas madrileños. Fue campeón el que ya era líder en la última jornada. El rebote habría beneficiado a Barcelona o Atlético dado que dependían de los resultados del Valencia para poder ser campeones. La famosa fotografía de Alfredo Di Stéfano preguntando por el marcador del Manzanares se debió a que el encuentro de Sarriá con el Español- entonces se escribía en castellano- había finalizado y el del Madrid aún duró casi cinco minutos más. El empate entre culés y colchoneros, goles de Dueñas y Luis Aragonés, no hizo otra cosa que justicia.

La prensa madridista siempre argumenta, de manera absolutamente perversa, que fue campeón del Valencia porque no se pusieron de acuerdo colchoneros y azulgrana para que ganara uno de los dos. Es decir, predican el chanchullo, la solución antideportiva. Afortunadamente, ninguno de los aspirantes optó por el manejo ilícito, por el delito, perseguible de oficio para buscar beneficio propio.

El Valencia llegó a la jornada final con un punto de ventaja sobre el Barça y dos sobre el Atlético. El Valencia era campeón si ganaba y si empataba, independientemente del resultado del Calderón. Podía ser campeón incluso si perdía como sucedió. El Barça y el Atlético no dependían de ellos. La victoria de cualquiera de ambos no garantizaba nada porque estaba condicionada a la derrota valencianista. El empate, evidentemente, les dejaba fuera de combate cualquiera que fuera el marcador del Valencia. Y así sucedió. Valencia y Barça terminaron empatados a 43 puntos y 13 positivos.

El Atlético se quedó en 42 y más doce. Abelardo, que disputó los treinta partidos, fue el guardameta menso goleados de Primera (19 goles). Aquella temporada fue la última disputada por sólo dieciséis clubes y descendieron Elche y Zaragoza. El Valencia, que se clasificó por vez primera para jugar la Copa de Europa, en la misma campaña fue subcampeón de Copa. Perdió la final en el Bernabéu con el Barcelona por 4-3. El árbitro, Saiz Elizondo, se fue con mala conciencia.

Con Barrachina en la defensa

El Valencia contó en aquella temporada con Abelardo, Pesudo y Cota para la portería. Antón, internacional que llegó del Betis, Aníbal, que arribó de Paraguay como delantero centro, también internacional con su país, Fernando Barrachina, recién fallecido, granadinista, igualmente internacional con España, Sol, guipuzcoano, campeón de España con los juveniles valencianos, descubrimiento de Pasieguito, y debutante casi juvenil e internacional, Tatono, ex murcianista, y Vidagany, valenciano y canterano que llegó a internacional, ocuparon la zaga.

En el centro del campo jugaron Claramunt I, otro internacional valenciano y valencianista, Jesús Martínez, luego jugó del llamado «líbero» y así fue internacional, Paquito , en la selección que ganó la primera Eurocopa, y Roberto. En la delantera se alinearon, Ansola, delantero centro fornido, de estilo tradicional vasco, Forment a quien lesionaron de por vida ya que lo mandaron directamente a Tercera División cuando había sido ya internacional B, en Granada los finos estilistas Fernández y Aguirre Suárez que se hicieron famosos no por la grave lesión del valenciano, sino por el tajo que le hicieron a Amancio, que para eso era del Madrid. También jugaron Claramunt II, Fuertes, extremo que llegó del Pontevedra, Nebot, Pellicer, interior gallego, Poli, jugador para todo e internacional a quien Balmanya encomendó una misión a la Mangriñán de anular a Bobby Charlton y lo hizo. Sergio Lloret, (dentista en Alboraia), arribó procedente del Levante y fue famoso por salir a jugar con el Racing con brazalete negro por los últimos fusilados por Franco. La gran perla fue Oscar Rubén Valdez, internacional con España que perteneció al grupo de los oriundos cuyas partidas de nacimiento fueron tan discutidas que el Barça acabó mandando a Argentina, para descubrir a los falsos, a Miquel Roca Junyent.